"La viola electroacústica", muestra de la producción experimental y vanguardista del siglo XX
Comunicado No. 1071/2010
15 de julio de 2010
***Alexander Bruck iterpretó obras de jóvenes compositores mexicanos y un italiano, dentro del ciclo Contempo
El violista mexicano de origen alemán Alexander Bruck ofreció una muestra de la producción experimental y vanguardista en la música del siglo XX, durante el cuarto concierto del ciclo Contempo que se realiza en el Auditorio Blas Galindo del Centro Nacional de las Artes del Conaculta, con el programa La viola electroacústica, integrado por obras de jóvenes compositores mexicanos y un italiano.
El trabajo de Bruck, para quien la viola es el instrumento que más ha evolucionado en los últimos 50 años en su lenguaje y posibilidades técnicas y expresivas, se ha caracterizado por su interés en impulsar la creación de un nuevo repertorio para viola, con especial énfasis en aquel que combine la interacción con medios electrónicos.
Alexander Bruck, uno de los músicos más solicitados de su generación, integrante de la Orquesta Sinfónica Nacional desde 1999 y miembro de los ensambles Generación Espontánea, La Orquesta Silenciosa, Tempus Fugit y Estamos Ensemble, interpretó en esta ocasión obras escritas especialmente para él por los músicos mexicanos Iván Naranjo, Arístides Llaneza Sandoval y Mauricio Valdés San Emeterio, además de las creaciones de Samuel Cedillo y el italiano Darío Palermo.
Las obras que los asistentes al Auditorio Blas Galindo pudieron escuchar, fueron Obra nueva para viola y electrónica (2009/10), de Iván Naranjo; Monólogo (2009), de Samuel Cedillo; LS, para viola y electrónica (2008), de Arístides Llaneza; Ritual, para viola y electrónica en vivo (2007), de Darío Palermo; y Popan II, para viola, electrónica en vivo y video, de Mauricio Sandoval San Emeterio.
En su faceta como solista, Bruck se ha caracterizado por ofrecer conciertos en los que el sonido de la viola alterna con la electrónica y el video, además de incluir una parte de improvisación electroacústica, que traslada al público a un mundo sonoro novedoso.
Con una formación de músico de orquesta y poseedor de un grado en la carrera de Filosofía, ha hecho pública su opinión en el sentido de que en la música clásica hay una rigidez heredada de la tradición que le impide generar una voz propia; en contraposición a la música contemporánea y la improvisación, formas de expresión a las que considera como las más creativas que hay, por lo menos para un instrumentista.
De esta suerte, se ha dado a la tarea de explorar distintos campos relacionados con la música. Ha colaborado con reconocidos ensambles como Ónix, Camerata de las Américas, Musikfabrik de Colonia y Ensemble On Line, de Viena. En 2007, el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes le otorgó la beca de intérpretes para la realización de un proyecto de encargos de piezas para viola y electrónica.
Dicho proyecto lo desarrolló fundamentalmente a partir de dos líneas. En la primera, el compositor concibe una parte electroacústica y mezcla sonidos que pueden ser instrumentales, ambientales o sintéticos, para luego procesarlos electrónicamente en computadora. La pista pregrabada puede ser en formato estereofónico convencional o en multicanal e incluso, en los que usualmente se utilizan para el cine.
La otra forma de interacción, está ejemplificada en Popan II, obra de Mauricio Valdés que ejecutó en este concierto, y que podría definirse como la electrónica en vivo. Es decir, el tratamiento en tiempo real de los sonidos de la viola. Para ello, echa mano de programas computacionales como el MAX/MSP, aunque también se puede hacer con Super Collider y Pure Data.
Para Alexander Bruck en los últimos tiempos y en la medida en que se han roto los paradigmas que marcaron el rumbo de la música durante siglos, la viola se ha posicionado en un sitio prominente, hecho relacionado con las imperfecciones acústicas del instrumento, que producen un sonido con tonos de tierra, de madera añeja, y más parecidos a la voz humana que los que aporta el violín.