Ofreció el Ensamble Cadáver Exquisito musicalización de Un perro andaluz, de Luis Buñuel, y otros cortos surrealistas
Comunicado No. 1415/2010
13 de septiembre de 2010
***El conjunto actuó en la Cineteca Nacional del Conaculta dentro del ciclo Bandas Sonoras
***Los cortos proyectados los realizaron Marcel Duchamp, Man Ray y Fernand Léger

Con la musicalización de Un perro andaluz (Un chien andalou, 1928) y otros cortos surrealistas, el Ensamble Cadáver Exquisito buscó “conectar con la manera en que miramos el cine en la actualidad, porque estas películas tienen una tensión casi mínima, aunque sus imágenes son muy bellas”, aseguró al final de la función Daniel Zlotnik, miembro del grupo, en la Cineteca Nacional.
Añadió que “la Cineteca los invitó a musicalizar Un perro andaluz y otras películas surrealistas y nosotros escogimos también cortos de Man Ray, Marcel Duchamp y Fernand Léger por la importancia de estos artistas y por la experimentación de su trabajo fílmico, con la idea de dar una exposición más amplia de lo que fue este movimiento”.
Agregó que el ensamble, formado por la cellista Natalia Pérez, el saxofonista Daniel Zlotnik y el bajista Marco Rentería, trabajó para esta presentación desde hace tres meses, se reunió para ensayar y, después, cada uno por separado, desarrolló temas “para ver qué funcionaba y qué no, lo que tenía más sincronía y funcionaba con las imágenes”.
En el Ensamble Cadáver Exquisito participan músicos de formación diversa: el bajista (Marco Rentería) viene del rock, pues ha tocado con Jaguares; Daniel (saxofón), tiene su grupo Los Dorados y se mueve en el ámbito del jazz, y Natalia (cello), proviene de una formación clásica y de música contemporánea.
La improvisación fue muy importante en la musicalización de Un perro andaluz y otros cortos surrealistas, yendo de los pasajes de seriación musical, los ostinatos (que significa obstinado) y momentos más líricos que dieron pie a bellas improvisaciones.
Son interesantes las extrañas, por no decir surrealistas (“subconscientes”) conexiones entre las películas y los cortos surrealistas que fueron mostrados. En primer lugar, la mancuerna formada por el fotógrafo Man Ray y el artista visual Marcel Duchamp, de quien se exhibió Anémic Cinemá (1926); y que firmó con su pseudónimo Rrose Sélavy. Son dibujos y juegos ópticos con frases que giran ante los ojos del espectador, como si quisieran hipnotizarlo. En este filme experimental Marcel Duchamp logró animar el dibujo mediante el sencillo truco de usar el plato de un fonógrafo.
De May Ray se mostró Los misterios del Castillo del dado (Les Mystères du château), que se muestra la residencia de los vizcondes de Noailles. Este filme, más que una cinta de ficción es un extraño documental que permite ver la espléndida colección arte de los grandes mecenas del surrealismo; también la piscina y elementos del gimnasio, en una de las secuencias mejor logradas.
Por 1928, Man Ray ya había filmado Los misterios… y andaba buscando algún otro material fílmico para incluirlo en el estreno. Aunque Buñuel simpatizaba con las extravagancias de los surrealistas, no había sido partícipe aún al grupo cuando filmó Un perro andaluz, cinta que nace de dos sueños: el de una nube cortando la luna, como si ésta fuera un ojo, y otro de una mano con un hormiguero en la palma.
Un amigo común presentó a Buñuel con el fotógrafo Man Ray, quien sí era del grupo de André Breton. Al ver Un perro andaluz, Ray lo presentó con el resto de los surrealistas. Buñuel estrenó en 1928 su película autofinanciada con 12 mil 500 pesetas (prestadas por la madre del cineasta en ciernes), ante un público que se deshacía en aplausos.
Un perro andaluz, escrita por Luis Buñuel y Salvador Dalí, dirigida por Luis Buñuel, fue fotografiada por Duverger y filmada en los estudios de Billancourt, en sólo 15 días.
Además se proyectó, El ballet mecánico (Ballet Mecanique, 1924), de Fernand Léger y Dudley Murphy, con guión del primero y fotografías de Murphy y Man Ray.
Léger, extraordinario pintor, ya había hecho los decorados de los ballets suecos de Rolf de Maré, entre 1922 y 1923, con música de Darius Milhaud. Al año siguiente dirige y produce la que es considerada como la primera película sin guión de la historia del cine, El ballet mecánico.
Esta cinta experimental muestra muchas de las preocupaciones de la época: la avasallante presencia de la máquina y la vida que se aceleraba al ritmo metálico del jazz. Al principio y al final aparece Charlot (que no Chaplin) icono surrealista y también la famosa Kiki de Montparnasse –modelo habitual de Man Ray y actriz en La barraca de los monstruos–, cuyo bello rostro es fragmentado por ruedas y bielas en movimiento mientras abre y cierra los ojos o sonríe.
Así, con Un perro andaluz y un buen número de experimentos surrealistas de los años 20, sus creadores y artífices se tocan y confluyen en París para darle un nuevo rostro a la cinematografía mundial para siempre.