"Colección de armas, testimonio de las invasiones a México"

  • Patrimonio cultural, arquitectura y turismo
29 de junio de 2009

"  Comunicado Núm. 718   ***A través de seis salas del Museo Nacional de las Intervenciones se ofrece un recorrido cronológico basado en más de 600 artefactos bélicos de los siglos XVIII al XX *** La colección consta de sables, espadas, machetes, rifles, carabinas, fusiles, pistolas, lanzas, bayonetas, proyectiles e incluso artillería pesada como cañones El Museo Nacional de las Intervenciones posee una colección de más de 600 artefactos bélicos de diversos orígenes y épocas, que abarcan un periodo que va desde el siglo XVIII al XX. Son armas de fuego y punzocortantes, ligeras y pesadas, desde machetes hasta cañones navales que narran cronológicamente la historia de México y su política de no intervención.          “La historia del país se podría recrear a través de la tecnología de guerra, representada en cada una de las armas de esta colección”, comentó Raymundo Alva, historiador y jefe del Área de Comunicación Educativa del museo perteneciente al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta).          Las armas que se encuentran en exhibición, se convierten en verdaderos testimonios que ayudan a narrar los acontecimientos de cada batalla, junto con el resto del material mostrado como afiches, condecoraciones y banderas remontan a determinada época y ayudan a concebir de mejor manera cada periodo, fungen como un enlace con nuestro pasado, comentó el historiador.          El diseño museográfico de las salas del recinto, elaborado en 1980 por Mario Vázquez con un guión de la historiadora Eugenia Meyer, contempló una cronología histórica sobre las distintas injerencias extranjeras que México enfrentó entre 1825 y 1916. Etapa caracterizada por una constante: la intervención militar.          El museo ejemplifica con su acervo los diferentes conflictos bélicos en los que participó la nación, y de esta manera es posible apreciar a lo largo del recorrido por sus seis salas objetos como sables, espadas, machetes, rifles, carabinas, fusiles, pistolas, lanzas, bayonetas, proyectiles y hasta 11 piezas de artillería de diversos calibres.          La visita al MNI comienza en la entrada del inmueble donde exhiben sus emblemáticos cañones navales que utilizaban proyectiles de hierro macizo de hasta 20 kilogramos, procedentes del heroico puerto de Veracruz. En los muros exteriores del ex convento de Churubusco –sede del museo nacional– aún se aprecian las huellas de balas con los que se encaró a los invasores estadounidenses, el 20 de agosto de 1847.          Las más de 600 piezas llegaron en su mayoría a mediados del siglo pasado, provenientes de la colección que preservaba el Museo Nacional de Historia Castillo de Chapultepec, otras fueron heredadas del Museo de la Artillería, fundado por Porfirio Díaz durante su gobierno y que con el tiempo desapareció. Otros objetos han sido donados por particulares, como balas de cañón, utilizadas durante el sitio de Churubusco y que fueron encontradas en las inmediaciones del recinto.          La sala de Intervención Norteamericana es una de las más importantes por su contenido y extensión, donde los artefactos bélicos relatan las invasiones registradas a lo largo del país, desde las batallas en Texas, Cerro Gordo, Matamoros, Monterrey y su ruta hacia la capital. Un sable de caballería manufacturado en acero, fechado en el siglo XIX, una espada de hierro forjado del cuerpo de infantería invasor y algunas otras armas cortas llenan las vitrinas de este modulo.          Asimismo hay litografías que recrean batallas, uniformes y equipamiento militar, y ayudan a distinguir los artefactos utilizados por cada bando. Los ejemplos son varios: pistolas y fusiles de cargo de oficiales norteamericanos acompañan las usadas por el Ejercito Mexicano, como las empleadas por los “chinacos”, cuya arma emblemática consta de una pieza en madera de casi dos metros de longitud que era coronada por una cabeza o punta de lanza en metal, usualmente llevaban cintas o pendones amarrados que servían como distintivo.          Una de las armas más llamativas, según Alva, es una pequeña pistola de repetición, sumamente rara y probablemente una de las primeras existentes en su género, que pudo pertenecer a un oficial estadounidense junto con una polvera y sus proyectiles de plomo.          En la sala de Intervención Francesa se exhibe un cañón del periodo novohispano, utilizado en la batalla del 5 de mayo de 1862, que apunta hacia un biombo con la representación del memorable hecho. También, se aprecian algunos fusiles de percusión de la misma manufactura de los que se utilizaron para ejecutar a Maximiliano de Habsburgo, y los generales mexicanos Tomás Mejía y Miguel Miramón, son rifles de origen estadounidense y alcanzan casi el metro y medio de longitud, estos se ubican de frente a la mascarilla mortuoria del último emperador de México.          Un vitrina importante del museo es la dedicada al Batallón de los Supremos Poderes –antecedente de lo que actualmente conocemos como guardias presidenciales–, que además de exhibir algunas armas largas de principios del XIX, reúne bayonetas un arma blanca que se acopla al extremo del cañón para combatir cuerpo a cuerpo, y una bandera condecorada.          Otras armas en exhibición son las de origen civil, donde se aprecian piezas que originalmente fueron diseñadas como herramientas agrícolas o ganaderas y representan al pueblo en armas, grupos de guerrilleros que van desde arrieros hasta campesinos. Como ejemplo, se muestra un machete de trabajo de 60 centímetros de largo, convertido en arma bélica ante la necesidad de equiparse militarmente.          La última sala, Revolución Mexicana, presenta fundamentalmente armamento portátil y ligero como rifles tipo “mausser” y carabinas estilo “winchester”, junto con algunos cartuchos. También destaca una ametralladora de origen norteamericano de aproximadamente 15 kilogramos y una longitud de casi metro y medio, y que fue una de las armas más temidas por los soldados de ambos bandos durante el movimiento.          Sobre el mantenimiento que se le da a las armas, Raymundo Alva aseguró que debido a las condiciones óptimas en las que se preservan, tanto las que están en las bodegas como las que están en exhibición, únicamente es necesaria su limpieza constante, sin embargo, en caso de ser necesario su intervención es inmediata.          El horario de acceso al Museo Nacional de las Intervenciones es de martes a sábado de 9:00 a 18:00 horas, costo de acceso 41 pesos. La entrada es libre para menores de 13 años, estudiantes, maestros y personas de la tercera edad con credencial vigente. Los domingos la entrada es libre para el público nacional y residente con credencial vigente.          El museo se localiza en la calle 20 de Agosto, sin número, esquina General Anaya, colonia San Diego Churubusco, Delegación Coyoacán. Teléfonos 56 04 06 99 y 56 04 36 99.   [gallery]"

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Comunicado Núm. 718


***A través de seis salas del Museo Nacional de las Intervenciones se ofrece un recorrido cronológico basado en más de 600 artefactos bélicos de los siglos XVIII al XX


*** La colección consta de sables, espadas, machetes, rifles, carabinas, fusiles, pistolas, lanzas, bayonetas, proyectiles e incluso artillería pesada como cañones



El Museo Nacional de las Intervenciones posee una colección de más de 600 artefactos bélicos de diversos orígenes y épocas, que abarcan un periodo que va desde el siglo XVIII al XX. Son armas de fuego y punzocortantes, ligeras y pesadas, desde machetes hasta cañones navales que narran cronológicamente la historia de México y su política de no intervención.


         “La historia del país se podría recrear a través de la tecnología de guerra, representada en cada una de las armas de esta colección”, comentó Raymundo Alva, historiador y jefe del Área de Comunicación Educativa del museo perteneciente al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta).


         Las armas que se encuentran en exhibición, se convierten en verdaderos testimonios que ayudan a narrar los acontecimientos de cada batalla, junto con el resto del material mostrado como afiches, condecoraciones y banderas remontan a determinada época y ayudan a concebir de mejor manera cada periodo, fungen como un enlace con nuestro pasado, comentó el historiador.


         El diseño museográfico de las salas del recinto, elaborado en 1980 por Mario Vázquez con un guión de la historiadora Eugenia Meyer, contempló una cronología histórica sobre las distintas injerencias extranjeras que México enfrentó entre 1825 y 1916. Etapa caracterizada por una constante: la intervención militar.


         El museo ejemplifica con su acervo los diferentes conflictos bélicos en los que participó la nación, y de esta manera es posible apreciar a lo largo del recorrido por sus seis salas objetos como sables, espadas, machetes, rifles, carabinas, fusiles, pistolas, lanzas, bayonetas, proyectiles y hasta 11 piezas de artillería de diversos calibres.


         La visita al MNI comienza en la entrada del inmueble donde exhiben sus emblemáticos cañones navales que utilizaban proyectiles de hierro macizo de hasta 20 kilogramos, procedentes del heroico puerto de Veracruz.
En los muros exteriores del ex convento de Churubusco –sede del museo nacional– aún se aprecian las huellas de balas con los que se encaró a los invasores estadounidenses, el 20 de agosto de 1847.


         Las más de 600 piezas llegaron en su mayoría a mediados del siglo pasado, provenientes de la colección que preservaba el Museo Nacional de Historia Castillo de Chapultepec, otras fueron heredadas del Museo de la Artillería, fundado por Porfirio Díaz durante su gobierno y que con el tiempo desapareció. Otros objetos han sido donados por particulares, como balas de cañón, utilizadas durante el sitio de Churubusco y que fueron encontradas en las inmediaciones del recinto.


         La sala de Intervención Norteamericana es una de las más importantes por su contenido y extensión, donde los artefactos bélicos relatan las invasiones registradas a lo largo del país, desde las batallas en Texas, Cerro Gordo, Matamoros, Monterrey y su ruta hacia la capital. Un sable de caballería manufacturado en acero, fechado en el siglo XIX, una espada de hierro forjado del cuerpo de infantería invasor y algunas otras armas cortas llenan las vitrinas de este modulo.


         Asimismo hay litografías que recrean batallas, uniformes y equipamiento militar, y ayudan a distinguir los artefactos utilizados por cada bando. Los ejemplos son varios: pistolas y fusiles de cargo de oficiales norteamericanos acompañan las usadas por el Ejercito Mexicano, como las empleadas por los “chinacos”, cuya arma emblemática consta de una pieza en madera de casi dos metros de longitud que era coronada por una cabeza o punta de lanza en metal, usualmente llevaban cintas o pendones amarrados que servían como distintivo.


         Una de las armas más llamativas, según Alva, es una pequeña pistola de repetición, sumamente rara y probablemente una de las primeras existentes en su género, que pudo pertenecer a un oficial estadounidense junto con una polvera y sus proyectiles de plomo.


         En la sala de Intervención Francesa se exhibe un cañón del periodo novohispano, utilizado en la batalla del 5 de mayo de 1862, que apunta hacia un biombo con la representación del memorable hecho. También, se aprecian algunos fusiles de percusión de la misma manufactura de los que se utilizaron para ejecutar a Maximiliano de Habsburgo, y los generales mexicanos Tomás Mejía y Miguel Miramón, son rifles de origen estadounidense y alcanzan casi el metro y medio de longitud, estos se ubican de frente a la mascarilla mortuoria del último emperador de México.


         Un vitrina importante del museo es la dedicada al Batallón de los Supremos Poderes –antecedente de lo que actualmente conocemos como guardias presidenciales–, que además de exhibir algunas armas largas de principios del XIX, reúne bayonetas un arma blanca que se acopla al extremo del cañón para combatir cuerpo a cuerpo, y una bandera condecorada.


         Otras armas en exhibición son las de origen civil, donde se aprecian piezas que originalmente fueron diseñadas como herramientas agrícolas o ganaderas y representan al pueblo en armas, grupos de guerrilleros que van desde arrieros hasta campesinos. Como ejemplo, se muestra un machete de trabajo de 60 centímetros de largo, convertido en arma bélica ante la necesidad de equiparse militarmente.


         La última sala, Revolución Mexicana, presenta fundamentalmente armamento portátil y ligero como rifles tipo “mausser” y carabinas estilo “winchester”, junto con algunos cartuchos. También destaca una ametralladora de origen norteamericano de aproximadamente 15 kilogramos y una longitud de casi metro y medio, y que fue una de las armas más temidas por los soldados de ambos bandos durante el movimiento.


         Sobre el mantenimiento que se le da a las armas, Raymundo Alva aseguró que debido a las condiciones óptimas en las que se preservan, tanto las que están en las bodegas como las que están en exhibición, únicamente es necesaria su limpieza constante, sin embargo, en caso de ser necesario su intervención es inmediata.


         El horario de acceso al Museo Nacional de las Intervenciones es de martes a sábado de 9:00 a 18:00 horas, costo de acceso 41 pesos. La entrada es libre para menores de 13 años, estudiantes, maestros y personas de la tercera edad con credencial vigente. Los domingos la entrada es libre para el público nacional y residente con credencial vigente.


         El museo se localiza en la calle 20 de Agosto, sin número, esquina General Anaya, colonia San Diego Churubusco, Delegación Coyoacán. Teléfonos 56 04 06 99 y 56 04 36 99.
 


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