Celebran "Rituales de vida y muerte. Procesión de espíritus", en Cieneguilla, Guanajuato
Comunicado No. 1809/2009
29 de octubre de 2009
***Después de su paso por Yahualica, Hidalgo y tras una procesión de 10 horas, representantes indígenas de siete estados, fueron recibidos por la comunidad hñahñu
Cieneguilla, Tierra Blanca.- No somos canasta, no somos
aventadores, no somos escobetilla, no somos espectáculo, no somos
fotografía, no somos artesanía, no somos folclor, no somos lástima…
somos dignidad, somos raíces ancestrales, somos presente y futuro,
somos mayordomía, flor, palabra y canto.
Con este poema del poeta hñahñu Aristeo Ramírez Moreno,
fue recibida la delegación que participó en la segunda fase del
encuentro Rituales de vida y muerte. Procesión de espíritus,
que después de su presencia en Yahualica, Hidalgo, viajó por más de 10
horas hasta la comunidad de Cieneguilla, Tierra Blanca, Guanajuato.
En el auditorio comunitario de la escuela bilingüe de
español-otomí Miguel Hidalgo, los más de 120 representantes de las
comunidades indígenas de siete estados de la República, participaron en
la sesión de reflexión sobre la Festividad Indígena Dedicada a los
Muertos.
Cada pueblo ofreció una muestra de sus danzas y canto,
que fueron representadas en torno a una ofrenda de flores, fruta,
velas, pan y figuras prehispánicas, denominada por los hñahñus La casa de los abuelos.
Los nahua, de San Luis Potosí, explicaron que sus danzas
están dedicadas a los difuntos de la familia, integrada por los
abuelos, los padres, el niño y la ahijada, cada uno inmerso dentro de
su propio orden dentro del árbol de la vida.
Por su parte, la comunidad Tenek, de San Luis Potosi,
bailaron la Danza de las máscaras, que representa a los difuntos que en
vida tuvieron que representar diversos roles a lo largo de la
existencia, no sólo de hijo, padre, madre o abuelo, sino en la vida
social, por ello se incluyen máscaras de figuras famosas.
Vestido de mujer y con una máscara de Elba Esther
Gordillo, Santos Silvestre dijo que la celebración del Día de Muertos,
dentro de su cultura, no conoce lo políticamente correcto, sólo la
tradición y por ello se incluyen máscaras de políticos, de ex
presidentes y de diablitos.
“No se trata de una falta de respeto, sino de exponer lo
que uno también conoce en vida, que bueno o malo, se lleva al más allá
como recuerdo. Algunas personas se enojan y creen que es algo político,
pero no entienden que nuestra celebración de muerte, tiene que ver
también con la vida”.
Después de participar en una danza ceremonial frente al
altar, Catalina de Jesús, representante maya de Tihosuco, en el
Municipio de Felipe Carrillo Puerto, Quintana Roo, dijo estar
gratamente impresionada con la similitud que encontró en las
festividades de vida y muerte de otras culturas ancestrales.
“Nosotros venimos desde la parte más alejada del país. Ya no le
cuento la odisea que tuvimos que realizar para llegar hasta aquí. Pero
ha sido una de las experiencias más importantes de nuestra vida. Hemos
conocido a otros hermanos, sus danzas, su baile, y nos damos cuenta que
todos los pueblos indígenas estamos unidos por una misma magia,
protección y espiritualidad”.
Como representantes de uno de los pueblos anfitriones del
encuentro, los nahuas, de Yahualica, Hidalgo, agradecieron su
hospitalidad a los hñahñus de Cieneguilla, con una breve introducción
de canto y violín.
Bailaron la Danza de los cuatro, que dentro de
su comunidad representa a “los que vienen y a los que van” dentro del
orden cosmogónico, explicó el bailador José Luis Hernández
“En nuestra danza esta presente la juventud y la
ancianidad. La figura del abuelo, por lo general se representa con una
máscara labrada de madera a la que se le pinta una barba. También la
figura de la abuela se representa con un joven que se pone un vestido y
cubre su rostro. Parte de la tradición es mostrar que solo estamos de
paso por esta vida y que a todos nos llegara la hora de partir”.
Las representantes de la comunidad popoluca, de Veracruz,
fueron reconocidas por los jóvenes de otras etnias como las “abuelas
del encuentro”, por tener edades entre los 60 y 84 años.
Con pasos aún ágiles, las señoras Jacinta Márquez,
Valentina Ramírez, Juana Rodríguez, Agripina Mateos y Juana Márquez,
bailaron la Danza tradicional popoluca, que se presenta durante las
celebraciones de noviembre y en las festividades religiosas.
“Para nosotros los difuntos están presentes todo el año,
los celebramos bien en noviembre, pero sus almas nos acompañan cuando
estamos en la siembra, en la cocina, cuidando a los nietos. Pensar en
la muerte no es malo, por el contrario, a uno se le pierde el miedo y
la mira como un proceso normal de la vida”.
Los representantes chichimecas, de Guanajuato, ataviados
con pieles de coyote y venado, despertaron los vítores de los niños de
la comunidad al representar la danza guerrera de su pueblo.
Tomas Machuca dijo que su comunidad se caracteriza por su
gran tradición guerrera, aspecto que se refleja tanto en sus atuendos,
que incluyen armas tradicionales como lanzas, cuchillos y hachas, así
como por la energía de sus bailes, que antaño eran el preámbulo para la
batalla.
“Al igual que hoy, durante la época de la Conquista,
muchos españoles escucharon estos ritos, cantos y tambores cuando
nuestros ancestros emprendieron la defensa de su tierra. Para el pueblo
chichimeca la celebración del Día de Muertos y la guerra han estado
ligados desde hace siglos”.
Por la tarde, como cierre de la reunión comunitaria, un
grupo integrado por 50 niños hñahñu de la escuela primaria Miguel
Hidalgo, ofrecieron la Danza de Los Rayaditos
A sus 75 años, la maestra Eudiquia Reyes Bárcenas,
continúa difundiendo con gran energía las tradiciones ancestrales entre
las nuevas generaciones de Cieneguilla, para “alejarlos de ese aparato
llamado Es bos” (X Box) que ha invadido recientemente con sus videojuegos algunas tiendas de la comunidad hñahñu.
Dijo que Los Rayaditos es una danza que representa la
lucha entre el bien y el mal, personificada por los representantes más
frágiles y a la vez más importantes de la comunidad, quienes ataviados
con trajes de rayas multicolor se enfrenta con espadas a espectros
enmascarados que tratan de romper el círculo de la vida eterna, que
gira en dirección contraria a las manecillas del reloj.
“Los niños simbolizan todo lo que muertos y vivos desean
proteger, por eso sus danzas y sus voces tienen un gran poder para dar
nueva vida a todo los que nos da identidad. Este encuentro nos llena de
orgullo a quienes habitamos ese México donde la población tiene dos
lenguas natales: el castellano y aquella que heredamos con orgullo de
nuestros ancestros”.