Antropólogos del INAH se preparan como peritos

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Comunicado No. 1900/2009
12 de noviembre de 2009

***El Primer Coloquio de Peritaje Antropológico, que se desarrolla del 10 al 13 de noviembre, es parte del esfuerzo del INAH por profesionalizar esta disciplina; analizarán los temas de etnografía y justicia

***Es un recurso legal para hacer valer la opinión, científica y técnicamente fundamentada de los antropólogos, en procesos de impartición de justicia que incluyen a indígenas


Si se toma en cuenta la cantidad de lenguas que se hablan en México, hay más de 300 posibilidades culturales a las cuales puede pertenecer un individuo. Concientes de esta realidad, especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH Conaculta), trabajan desde hace varios años en la profesionalización del peritaje antropológico, un instrumento legal que permite hacer valer su opinión científica y técnicamente fundamentada, en los procesos de impartición de justicia que incluyen a grupos indígenas.


        Como parte de dicha tarea, comenzó el Primer Coloquio de Peritaje Antropológico, que se desarrolla del 10 al 13 de noviembre, como una acción más de profesionalización, encaminada a la mayor formación de especialistas en esta disciplina, que empezó a tomar fuerza a partir de los años 90 dentro de los procesos legales en el país, para aclarar el contexto cultural y definir una decisión más allá del llamado Derecho Positivo, que toma como referencia la cultura occidental.


        Al inaugurar el foro que se desarrolla en el Museo de El Carmen, con la participación de más de 30 especialistas en materias jurídica y etnográfica, Francisco Barriga Puente, coordinador nacional de Antropología del INAH, comentó que la salvaguarda y respeto a los derechos indígenas implica la participación concertada y armónica de diferentes especialistas, entre ellos los antropólogos que, como gremio, deben comprometerse con las reivindicaciones legítimas y legales de las sociedades indígenas que estudian.


        Destacó que el peritaje antropológico es el instrumento legal para hacer valer la opinión razonada, científica y técnicamente fundamentada, cuya cabal realización implica la integración de equipos multidisciplinarios. “La ejecución de dicha herramienta, encaminada a una impartición de justicia equitativa, incluye dimensiones jurídicas, arqueológicas, etnohistóricas, lingüísticas, sociales y paleontológicas, en mayor y menor grado”.


        Barriga Puente detalló que en esta tarea, el INAH, por la amplitud del abanico de disciplinas que estudia, ha fomentado la especialización en la materia, a través de actividades como el Diplomado de Antropología Forense, cuya importancia y actualidad ha llamado la atención de otras instituciones, captando profesionistas de las áreas jurídica y médica.


        Otra acción desarrollada en gran medida en el Instituto, fue la formulación de la Ley General de Derechos Lingüísticos, que ha planteado la necesidad de coadyuvar en la formación de intérpretes y traductores especializados de lenguas indígenas, que apoyen a individuos que se ven implicados en juicios.


        Así mismo, dijo, antropólogos del INAH han participado, a peticiones expresas, en la traducción de títulos primordiales para el correcto deslinde de pueblos y terrenos agrícolas.


        De igual forma, en la Dirección de Antropología Física los peritajes se han vuelto cotidianos debido al alto nivel alcanzado en los últimos años la antropología forense, y que se desarrolla en el Instituto.


        En tanto que la coordinadora académica del Coloquio, la antropóloga Carmen Morales Valderrama, explicó que el peritaje es un recurso que se usa en el país con mayor frecuencia desde los años 90, cuando la persona acusada pertenece a una cultura distinta a la predominante.


        “Si nos atenemos a la cantidad de lenguas que se hablan en México, tenemos más de 300 posibilidades de pertenecer a otra cultura, y en muchas ocasiones esto no quiere decir que la gente esté adscrita a una comunidad indígena, porque puede estar en las ciudades. En la medida que no esté clara su adscripción, se tiene que hacer una investigación para ver cuáles son sus raíces culturales y el contexto desde el cual esa persona actuó de determinada manera y se considera un delito”.


        Morales Valderrama advirtió que los factores culturales –aunque no sean materiales– tienen una objetividad, por ejemplo, hay miembros de comunidades indígenas que saben que un territorio les pertenece por tradición oral, porque su familia lo ha trabajado a través del tiempo, aunque en ocasiones no existan papeles que lo constaten.


        Citó un caso de la Sierra de Chihuahua, donde los dueños no contaban con títulos de propiedad, porque no hay archivos coloniales donde se conserven cédulas de otorgamiento o algún documento que especifique la propiedad de la tierra; sin embargo, se acudió a la excavación arqueológica de los restos de los antepasados y a estudios de antropología física, a través de los cuales se determinó que los actuales habitantes eran descendientes de las personas enterradas y que eran dueñas de la tierra.


        Con este ejemplo, la antropóloga subrayó que en el peritaje no sólo interviene la antropología social, sino también la antropología física, la etnología y la lingüística, incluida la arqueología; es decir que todas las ramas de la antropología están convocadas hacer un peritaje de esta índole.


        El Primer Coloquio de Peritaje Antropológico comenzó con un homenaje al antropólogo Augusto Arteaga Castro Pozo, recientemente fallecido, quien fuera precursor de la realización de peritajes antropológicos y por tal motivo el encuentro académico lleva su nombre.


        En el homenaje participaron sus colegas Juan Luis Sariego Rodríguez, de la Escuela Nacional de Antropología e Historia de Chihuahua; José Antonio Rojas Loa, de la Dirección de Estudios Históricos del INAH; Víctor Hugo Villanueva Gutiérrez, del Centro INAH-Chihuahua; y Maritza Urteaga Castro Pozo, quienes destacaron su trabajo en la Sierra Tarahumara. 


        En dicho lugar, el antropólogo propuso peritajes integrales, con la participación de antropólogos sociales y físicos, lingüistas, historiadores y arqueólogos, como elemento fundamental para demostrar, entre otras cosas, que a partir de los estudios y argumentos que cada especialidad pueda presentar, se puede probar que los pobladores de una comunidad fueron los habitantes originarios de determinadas tierras.


        En tanto que los trabajos académicos comenzaron con la conferencia magistral ofrecida por Magdalena Gómez Rivera, de la Universidad Pedagógica Nacional, quien hizo un recuento de las leyes en materia de derechos indígenas, y habló de la importancia de contemplar al peritaje antropológico en los procesos legales de indígenas inculpados.


        El Congreso continúa hasta el 13 de noviembre en el Museo de El Carmen (avenida Revolución y Monasterio, San Ángel)|, con los temas Cuestiones teórico metodológicas en torno al peritaje antropológico y La práctica del peritaje antropológico en la dimensión jurídica.