Artesanos de Ocumicho, portadores de creatividad e imaginación

  • Patrimonio cultural, arquitectura y turismo
Información: GJB
Comunicado No. 2108/2009
15 de diciembre de 2009

***Son reconocidos en el área de Artes y Tradiciones Populares

***Con el premio buscarán crear un museo para mostrar sus piezas

Era una niña cuando se dejó cautivar por la magia del barro. Sentir entre sus manos este material y comprobar que a través de éste podía echar a volar su imaginación creando singulares piezas, motivaron a la michoacana Zenaida Rafael Julián a seguir esta tradición heredada por su madre.

        La artesana forma parte del grupo de artesanos purépechas de Ocumicho, Michoacán, quienes fueron distinguidos con el máximo reconocimiento que se otorga en el país: el Premio Nacional de Ciencias y Artes 2009, en su caso en el área de Artes y Tradiciones Populares.

        En entrevista con Conaculta, la artesana indígena comparte su sentir por la distinción que recibió su comunidad así como el amor que siente por su oficio. “No sé ni qué decir. Estamos muy contentos. Es muy importante para todos los artesanos de aquí que nos reconozcan. Estamos muy felices y orgullosos de ser artesanos”.

        Son alrededor de 20 las familias que se dedican profesional y oficialmente a la producción de artesanías en Ocumicho. Comenta que hay muchas personas que intentan seguir sus pasos, pero por herencia es sólo es este número de grupos los que representan a la región.

        No obstante que tales familias trabajan por separado, explica que los une el mismo orgullo de ser artesanos: “Casi no trabajamos juntos, pero cuando se trata de mostrar nuestras artesanías estamos unidos. Cuando nos dijeron que podíamos participar para este premio todos aceptamos unir esfuerzos pues nos sentimos orgullosos de ser artesanos”.

        Doña Zenaida comenta que lo que los entusiasmo para buscar esta distinción fue la posibilidad de recibir dinero para crear un museo donde todos los artesanos puedan exhibir sus piezas: “Aquí no tenemos un lugar para mostrar nuestra obra, así que alguien nos dijo que con el premio el municipio podría apoyarnos para que se creara un museo. Eso nos tiene muy contentos”.

        La artesana purépecha tenía 13 años de edad cuando comenzó a hacer artesanías. Ver a su madre ejercer el oficio la motivó para seguir sus pasos: “Siempre vi a mi mamá haciendo piezas, como muñecas y animales hechos de barro. También la acompañaba a los pueblos donde iban a venderlas. Desde entonces no he parado”.

        Al preguntarle qué es lo que más le gusta de este oficio expresó: “No sé cómo explicarlo, pero creo que el moldear el barro, crear, imaginar, que me salgan ideas de la cabeza. Por eso, cada día que pasaba estudiaba más para aprender a hacerlo mejor. Mi mamá me decía que si ella no pudo aprender a hacer bien las cosas que yo sí podía, y la gente me lo ha reconocido, dicen que lo hago bien”.

        Para Zenaida crear con el barro ha sido una forma de vida. Trabaja todos los días, incluso los domingos cuando hay muchos pedidos. Lo mismo hace diablos, dragones y sirenas, que nacimientos y objetos para el hogar.

        Aunque la fabricación de diablos ha sido lo que les han dado mayor fama a los artesanos de Ocumicho, la purépecha hace un llamado a la gente para que también aprecien sus otras creaciones: “Nos conocen mucho por los diablitos pero estaría bien que también nos pidieran otras artesanías que hacemos con la misma alegría”.

        Pero son las famosas piezas de diablos las que les siguen dando satisfacciones a estos creadores michoacanos, pues se tratan de objetos de una profunda creación fantástica inspirada en varios mitos, como aquel que cuenta que el diablo se introducía en los árboles o en los animales para hacer travesuras, por lo que los habitantes decidieron crearles un hogar propio para que no molestaran a la gente.

        Para la artesana purépecha y para el resto de los artesanos de esta región no es sencillo sobrevivir tan sólo de este oficio. Es gente que se dedica a otras actividades para mantenerse, como en el campo. En el caso de ella, al estar en un poblado alejado del centro de Ocumicho, la situación se vuelve más compleja.

        “Yo vivo retirada de centro, lo que representa una desventaja, ya que mucha gente cuando pasa por mi casa ya compró artesanías. Hay días en los que no llego a vender ni una pieza porque vivo muy escondida, pero sigo adelante porque me gusta mi trabajo”.

        Frente a esa situación, para Zenaida y sus colegas representa una gran alternativa la creación un museo en Ocumicho, un lugar donde todos tendrían las mismas posibilidades para vender sus productos, que gozan de una gran riqueza artesanal, cultural, social e histórica.