Documenta Teresa Camou una experiencia teatral con población rarámuri en el libro "Andar es cantar es…"
Comunicado No. 2148/2009
23 de diciembre de 2009
***Reúne los guiones, fotografías y comentarios de los jóvenes participantes en el proyecto durante ocho años, en un volumen editado por Conaculta y el Instituto Chihuahuense de Cultura

Cuando las culturas tradicionales reciben un elemento externo a ellas, en este caso el teatro de muñecos, si éste no violenta su integridad cultural, si la población lo acepta y además lo recrea, entonces lo hace suyo y lo convierten un recurso útil para expresar su visión del acontecer.
Esto ha sucedido con los jóvenes, hombres y mujeres, que han creado los guiones y recreado distintas formas de hacer teatro, afirma Teresa Camou Guerrero, fundadora del Teatro Indígena de la Sierra Tarahumara, como parte del proyecto educativo de la Consultoría Técnica Comunitaria A.C., y cuya experiencia es recogida en el volumen editado por Conaculta.
Integrante de la compañía de Bread and Puppet, maestra de arte en el Centro de Estudios para Invidentes de Chihuahua y autora de varios cortometrajes, Camou Guerrero recoge en el libro Andar es cantar es… esta experiencia de teatro popular que ha prendido en una región integrada por comunidades tradicionales con población rarámuri, donde hasta ahora no hay televisión y el único medio de comunicación masiva al alcance es la radio.
Este volumen, editado por la Dirección General de Publicaciones de Conaculta y el gobierno de Chihuahua, a través del Instituto Chihuahuense de Cultura, reúne los guiones, fotografías y comentarios de los jóvenes que han sido parte de este proyecto durante ocho años (2002-2009), bajo la coordinación de Teresa Camou Guerrero.
Esta acción forma parte de la Escuela Campesina –proyecto de capacitación tecnológica promovido por la Consultoría Técnica Comunitaria A.C.–, en cuyo marco cada año se integra la compañía de teatro con jóvenes indígenas que han participado en esta rama del arte en años anteriores para apoyar en los talleres programados para la temporada. Los talleres se imparten en comunidades escogidas de la Alta y Baja Tarahumara, a los que se invita a participar a jóvenes de rancherías cercanas.
En los talleres se realiza la elaboración de los guiones, la confección de títeres, el montaje de obras y los ensayos. Cada semana de taller termina con un espectáculo que integra a los músicos locales –banda ranchera con acordeón, guitarra y batería, o el violín y la guitarra, instrumentos y géneros ejecutados por indígenas– y los muñecos creados con la imaginación y la palabra de los jóvenes.
El libro, muestra como el teatro de muñecos ha permitido poner en movimiento las habilidades y la creatividad de jóvenes que nunca antes habían tenido acceso a este tipo de expresión, y que entregan espectáculos de teatro que comunican realidades, leyendas y mitos que parten de su propia vida y cultura.
El espectáculo se realiza en la explanada central del pueblo o en medio del bosque. Y a decir de Teresa Camou, para el espectador es sorpresiva la definición de los personajes y los diálogos llenos de humor y sinceridad, a lo que se suma la chispa de la improvisación. También sobresale la capacidad de inventar canciones, el colorido, el carácter de los dibujos y los muñecos. Todos los componentes del espectáculo en movimiento, le dan un sello único de identidad.
El teatro popular, realizado durante ocho años, ha llegado a ser un espejo para el gran público integrado por hombres y mujeres campesinos de todas las edades, que asisten cada año a los espectáculos en la temporada invierno-primavera.