Dedican la muestra Rostros de la divinidad a la memoria de Alberto Ruz Luihllier, Eusebio Dávalos y Enrique Nalda

  • Patrimonio cultural, arquitectura y turismo
Información: AMS
Comunicado No. 1245/2010
13 de agosto de 2010

***Cierra un ciclo de conocimiento que permite comprender el lenguaje simbólico plasmado en las ofrendas funerarias mayas: Sofía Martínez del Campo Lanz

La muestra Rostros de la divinidad. Los mosaicos mayas de piedra verde, inaugurada anoche en la Sala Culturas Indígenas del Museo Nacional de Antropología (MNA),  fue dedicada a la memoria de Alberto Ruz Luihllier, Eusebio Dávalos Hurtado y Enrique Nalda, personalidades que en sus respectivas especialidades, contribuyeron  a la recuperación de los valores originales de las piezas que la integran.

        En su intervención, Sofía Martínez del Campo Lanz, curadora de la muestra y responsable del Proyecto Máscaras Funerarias del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH-Conaculta), afirmó que esta exposición es resultado de años de trabajo arqueológico, de proyectos de conservación y de colaboración interdisciplinaria que han permitido la recuperación de los valores originales de los mosaicos mayas de piedra verde, hecho consumado entre 1950 y 1990.

        Resaltó que justamente en este proceso jugaron un papel fundamental Alberto Ruz Luihllier, quien descubrió la tumba de Pakal en 1952; Eusebio Dávalos Hurtado, quien junto con el antropólogo físico Arturo Romano, realizó los estudios osteológicos de los restos de Pakal; y el recientemente fallecido Enrique Nalda, quien dedico su vida profesional al estudio y rescate arqueológico en la zona maya de Quintana Roo.

        Martínez del Campo indicó que Rostros de la divinidad, representa el cierre de un ciclo de conocimiento que nos lleva a comprender el lenguaje simbólico que está plasmado en las ofrendas funerarias mayas que en esta ocasión se presentan, junto con los ajuares que refrendan el simbolismo del personaje inhumado como “Dios del maíz y centro del mundo”.

        Poco antes de declarar inaugurada la exhibición, Alfonso de Maria y Campos, director general del INAH, acompañado por Diana Magaloni, directora del MNA, afirmó que Rostros de la divinidad busca que el espectador viva por sí mismo la inquietante experiencia que hace medio siglo tuvo Alberto Ruz Luihllier, quien al descubrir la tumba de Pakal expresó: “…tuve la extraña sensación de penetrar en el tiempo, en un tiempo que habría sido detenido mil años antes”.

        Añadió que la muestra está cuidadosamente diseñada para que a la sorpresa estética se sumen las más recientes interpretaciones de los especialistas, pues como es ya costumbre en el INAH, el trabajo de investigación científica está acompañado de su divulgación para el conocimiento y disfrute del pueblo mexicano y el público internacional.

        De Maria resaltó que cuando la máscara de K’inich Janaab Pakal fue intervenida por un brillante equipo interdisciplinario, que participó en el estudio y ensamblaje de las 200 piezas que la conforman, inició también el proyecto Máscaras funerarias, en cuyo marco se han investigado y restaurado las piezas que hoy se exponen en todo su esplendor. “La labor interdisciplinaria que dio rostro a estos rompecabezas de piedra verde es, sin duda, una muestra ejemplar del trabajo de punta desarrollan los científicos del INAH”.

        Dijo que gracias a esta paciente labor sabemos que las 13 máscaras y el ajuar que las acompaña, que en conjunto suman 147 obras maestras, formaban parte de un complejo ritual en el cual los dignatarios de identificaban con el Dios del Maíz; y, cómo sucedía en todo Mesoamérica, la jerarquía política se desdoblaba en una jerarquía sagrada con la cual se creaba una comunión entre el orden divino y el orden humano.

        Explicó que las máscaras funerarias formaban parte de una puesta en escena ritual, donde en el aquí y en el ahora, el rey muerto se convertía en el centro del universo y el árbol del mundo.

        “La espléndida máscara de Pakal, acompañada por la que fue encontrada en Calakmul –también intervenida recientemente-, y las provenientes de Oxkintok, Dzibanché y La Rovirosa, son magníficos ejemplos de cómo los rostros de los gobernantes, eran elevados durante su entierro, a una condición sagrada donde el individuo se preparaba para renacer”, abundó.

        De Maria y Campos agregó que paradójicamente, el soberano se “elevaba”  a otro plano por medio de un “enterrarse” y que en esa operación ritual, la belleza material de las máscaras era el desdoblamiento de una belleza sagrada, el rostro del gobernante era, en sí, un rostro divino. “Con esta exposición, somos testigos privilegiados de esta inquietante metamorfosis, de ese estremecimiento que sintió Ruz Luihllier”.

        Rostros de la divinidad. Los mosaicos mayas de piedra verde estará abierta al público hasta septiembre próximo en el Museo Nacional de Antropología, Paseo de la Reforma y Gandhi, para después viajar a Europa, donde abrirá las actividades del Año de México en París y posteriormente, en el 2011, visitar el Palazzo Real de Milán, Italia.