Con la participación del Dr. Alberto del Castillo Troncoso esta tarde se llevó a cabo la conferencia “La fotografía y el 68 a 50 años”, en el marco de la conmemoración que el INEHRM realiza durante todo el mes e incluye, entre otras actividades, la exposición El movimiento estudiantil de 1968 en su recinto.

El investigador del Instituto José María Luis Mora definió en primer término el lugar desde donde realizó su lectura del movimiento estudiantil como historiador, es decir desde la historia social de la fotografía, lo que también ha hecho con algunos episodios del siglo XX, como la Revolución mexicana y el zapatismo, resaltó.

Del Castillo Troncoso destacó en el estudio del movimiento estudiantil del 68 a los fotógrafos, cuyas imágenes hasta hoy, 50 años después, podemos conocer por completo, como es el caso de Rodrigo Moya o de Héctor García, para citar algunos.

El autor de La fotografía y la construcción de un imaginario señaló que existe un consenso entre historiadores para considerar al movimiento estudiantil de 1968 como el movimiento social más importante del siglo XX, pero visto desde el presente, acotó, este episodio histórico este año se conmemoró oficialmente, en el ámbito académico y en las calles con movilizaciones sociales, lo que es digno de análisis, de una relectura.

La visión del 68 ha ido cambiando paulatinamente hasta llegar a ser hoy ampliamente reconocido y políticamente correcto. Inscrito en letras de oro en el muro del Congreso de la Unión, resaltó.

La perspectiva del presente es algo que siempre ilumina a la historia, subrayó Del Castillo Troncoso, y en el caso del movimiento estudiantil de 68, cabe señalar, que no hubo reivindicaciones estudiantiles, sino que fue un movimiento político surgido en el año de la Olimpiadas, una fecha de un gran compromiso internacional para el gobierno mexicano.

El académico dijo estar convencido de que la convergencia entre el movimiento y la celebración de la Olimpiadas es clave para entender cómo se desarrolló y cómo terminó con una gran represión.

El de 68 fue un movimiento vertiginoso que apenas existió tres meses, recordó, comenzó en julio por un exceso de represión, un enfrentamiento entre estudiantes de una preparatoria y una vocacional tras un partido de futbol americano, un tochito, y la llegada de granaderos que los reprimieron con brutalidad.

Tratar de armar las piezas fotográficas del 68 es el trabajo del historiador para construir una memoria, destacó. Sin embargo, hasta ahora todo este trabajo se concentra en una fecha y en una frase: “2 de octubre no se olvida”.

Pero aquí la paradoja, aseguró, porque no se puede reducir todo un movimiento a una fecha. Y la memoria del 68 es como una batalla por los símbolos que se da hoy en los museos, en los libros de texto y académicos y, por ende, en las fotografías. De ahí la importancia del Memorial 68 de la UNAM, subrayó.

El especialista en historia de la fotografía mostró algunas instantáneas que dieron un repaso cronológico del movimiento después de famoso bazucazo con que el ejército derribó la puerta barroca de San Ildefonso, sede de la preparatoria

 

Otra imagen emblemática que mostró Del Castillo Troncoso fue la de Rodrigo Moya de la marcha del rector Javier Barros Sierra y su condena de la viola­ción a la autonomía universitaria, que se conoció varias décadas después del suceso y que recientemente retomó el fotógrafo argentino y luchador social Marcelo Brodsky para con su puño y letra intervenirla con el tema de los 43 desaparecidos de Ayotzinapa.

La investigación de la fotografía del 68 tiene dos interlocutores, dijo, los propios investigadores y su relación con la historia de la fotografía. Por eso es indispensable saber cómo vemos hoy la historia del 68 y basta haber sido testigos de las recientes movilizaciones como se conmemoró este año el 2 de octubre para tener la respuesta, puntualizó. 

Del Castillo Troncoso afirmó que constatamos hace una semana la voluntad juvenil contemporánea de vincularse con el 68 y de ahí el peso que sigue teniendo la memoria del movimiento y su reivindicación de un momento tan emblemático como lo fue la marcha del silencio.

Recordó el especialista la caricatura de Abel Quezada, Palabras en Reposo donde se observa a dos pajaritos y uno le dice: “se oye más el silencio” la que fue emblemática de la llamada manifestación del silencio, efectuada el 13 de septiembre de 1968 y contrastaba la retórica oficial con el silencio en las calles, la acción simbólica más contundente del movimiento y retomada como referente para la generación actual, resaltó.

Cómo puede uno leer el 68 desde lo fotográfico, interrogó, puede ser como una disputa por los símbolos, y ¿cuáles eran los símbolos importantes en ese momento?, señaló.

Para la generación de hace 50 años había un imaginario colectivo, el imaginario de la Revolución mexicana, aseveró el historiador. Hace 50 años esa generación como nosotros hoy tenía una distancia de más o menos de 50 años de ese episodio histórico. Como ahora del 68. En ese imaginario se va a dirimir toda esa protesta, aseguró.

Ayer y hoy los movimientos estudiantiles crearon sus consignas y en este mes hemos sido testigos a través de las fotografías cómo se retoman esas consignas, por ejemplo, la del 68, “el silencio no significa ceder ¡aquí nadie se rinde!” que retomaron los universitarios hoy y se le atribuye al Che Guevara.

El académico resaltó que su labor en torno a las imágenes foto periodísticas del movimiento estudiantil de 1968 hasta hace poco tiempo dieron como fruto el catálogo digital fotográfico que coordinó con el nombre de Memoria y representaciones. La fotografía y el movimiento estudiantil de 1968, un acervo de 2 mil 500 imágenes.

Las fotografías son como los dinosaurios de Monterroso que siempre estuvieron ahí pero no las habíamos visto, concluyó Alberto del Castillo Troncoso.

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