La exposición reúne un conjunto de piezas de talavera y cerámica de alta temperatura de Casandra Robredo, María Bretón y Emma Yanes, que busca rescatar dos tradiciones femeninas ancestrales: la del trabajo en barro con la elaboración de ollas, cazuelas y canastas, que facilitaron el sedentarismo y el posterior desarrollo de las artes culinarias; y la referencia al ajuar femenino, o sea a la diversidad de enseres preparado por las mujeres a lo largo de su noviazgo para el matrimonio o para lo que se conoce actualmente como la vida en pareja.

Para las ceramistas en la presente exposición el ajuar constituye algo más que un conjunto de objetos, implica también el ser portadoras de una determinada manera de ser y de pensar; las piezas de barro sintetizan así, miedos, ataduras, tradiciones, sueños y libertades que incluso podemos ignorar que existen pero que probablemente sea lo primero que ingresa a la incertidumbre de la vida en común.