***
Fotos: Monocromo
*
Desde el principio, Monocromo se conformó como una red de trabajo entre distintos colaboradores para la creación de un producto central: la publicación de un objeto editorial de manufactura usualmente artesanal.
Con tres años de historia y quince números editados en los que han colaborado alrededor de cien artistas de Michoacán y otras ciudades de México y el mundo, Monocromo ha logrado publicar un gran número de propuestas, disciplinas artísticas y formas de creación que convergen en un punto específico.
Monocromo se inclina por la autoproducción, ya que además de reducir los costos, permite el control total sobre los resultados. Un proceso como éste conlleva un trabajo que se ejecuta a mano, desde marcar los soportes y realizar suajes hasta la impresión serigráfica de las portadas, por ejemplo, así como la impresión/reproducción del contenido.
Los editores de Monocromo, Tania Chávez, Paulina Morales, Paloma Gamiño, Francisco Zúñiga y Miguel Ángel Herrera se reúnen a discutir y presentar propuestas sobre cómo será el próximo número cada que llega el momento de pensar en ello, ya que tanto el contenido como el formato de la publicación cambian de manera constante.
Los trabajos que se publican giran en torno a las formas del arte gráfico y a la relación que éste tiene con otras ramas artísticas como la literatura, la fotografía, la música, el video o la intervención de soportes.
Los métodos clave de operación son la autoedición y la autosustentabilidad, que ofrecen libertad en cuanto a contenidos, diseño y formato, siendo este último un aspecto de vital importancia, puesto que una de las principales características del proyecto es la experimentación a partir de los formatos de presentación tratando de no estancarse en un modelo estándar establecido (revista, periódico, libro).
La intención de cada número es que el formato sirva al contenido y tenga relación con los trabajos, a la vez que potencia el entendimiento del producto editorial a manera de objeto.
Así, el contenido de Monocromo puede estar dentro de una caja de cartón comprimido, trípticos de cartón corrugado, sobres de papel o fundas de cartulina, por mencionar algunos de los empaques que se han realizado hasta la fecha.
Una vez que se tiene la idea general para un nuevo número, se procede a la recopilación de trabajos que se publicarán mediante una convocatoria abierta o a través de invitaciones específicas a artistas que realizan obra considerada acorde al concepto del número en cuestión. La selección responde únicamente a los criterios de los editores y no a intereses externos.
A la par se proponen materiales que se utilizarán en la factura y las formas de impresión tomando en cuenta los costos y la practicidad. Se realizan dummies con las propuestas vertidas por los cinco editores del proyecto y se llega a un consenso para utilizar la que resulte más efectiva y viable a realizarse.
Para el diseño gráfico de cada número Monocromo se encarga de comisionar a un artista específico que realizará los gráficos complementarios: portada, logotipo, stickers informativos, hojas de contacto de los colaboradores, entre otros, con la intención de que estos elementos tengan una coherencia de unidad con el contenido.
La serigrafía casi siempre ha significado la manera más eficaz de plasmar las portadas sobre los empaques, ya que prácticamente se puede serigrafiar sobre cualquier soporte. Esta forma de intervención ha distinguido al proyecto desde el principio, e inclusive ha rebasado a las portadas de los números: se han intervenido materiales nuevos o encontrados a manera de contenido en algunas ocasiones (un ejemplo es el número 7: intervención de periódicos Excelsior de marzo de 1976).
La impresión y reproducción de los trabajos varían para cada número, pero algunos de los métodos que más se han utilizado por su practicidad y eficacia son fotocopias, impresiones láser o grabación de CD’s o DVD’s. La selección de cualquiera de estos recursos se hace tomando en cuenta las necesidades y características del proyecto específico de cada edición.
Una vez que está listo el producto final, la presentación al público del número representa una de las actividades fundamentales, ya que tiene como objetivo, además de darlo a conocer, desarrollar actividades en las cuales participen los editores y los colaboradores de la edición, creando así exposiciones, proyecciones, festivales o presentaciones audiovisuales alternas que complementen al proyecto editorial.
Monocromo ha podido tener acceso a sitios culturales importantes, como el Centro Mexicano para la Música y las Artes Sonoras (CMMAS), Galería La Mano Gráfica y Casa de la Cultura de León, Guanajuato, por citar algunos, que difícilmente hubieran podido ser conseguidos de manera individual por los participantes.
Es importante apuntar que proyectos similares a Monocromo, es decir independientes y autosustentables, son los principales proveedores de espacios para la difusión del proyecto. Estos foros, tiendas de arte y galerías, a pesar de tener otra orientación, persiguen el fin común de la difusión del trabajo creativo: brindar y crear espacios de libre acceso. De esta manera se forma una red de colaboración constante con estos espacios como terreno siempre disponible para presentar todo tipo de propuestas y extender el alcance del proyecto.
Todo este proceso, necesario para el desarrollo y edición de Monocromo, requiere de una exigencia de trabajo por parte de los editores y por lo general esta inversión no es remunerada (y no se busca que lo sea); se entiende de antemano que hay un objetivo más allá del mero hecho de hacer un proyecto editorial lucrativo.
La edición independiente ha sido permanentemente un salto al vacío, un movimiento que se ejecuta siempre hacia un punto ciego donde el futuro del producto es incierto, ya que su eficacia mercantil está en duda por sus bajas expectativas comerciales, y su enfoque tiende más a la generación de nuevas conexiones y procesos culturales.
Puedes seguir el proyecto Monocromo en Facebook https://www.facebook.com/pages/Monocromo/169158153135138