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LEYENDAS

EL ENCANTO DE TENAMPA   /   EL JUDIO ERRANTE   /   LA PIEDRA DEL MUERTO   /   ¡AY MIS HIJOS!
       

El Encanto de Tenampa

Una vez se supo, al menos eso es lo que contaba una abuela a su nieto, que pasaban los arrieros con sus animales: caballos, burros, machos, y que iban pa´ Tetecala, Miacatlan o por allá. Unos iban a traer alcohol, otros iban por mangos, mamey y plátano, siempre se vían (sic) subir y bajar a esos hombres porque de eso se mantenían, ya después llevaban a vender esas cosas a Toluca, o por allá, por esos pueblos.
Un día 23 de junio en la noche, un grupito como de cuatro hombres, que pasaron por Tenampa y uno le dijo al otro:
- ¿No quieres una copita? Ándale, yo llevo un dolor de estomago y quiero una copita.
- Ándale pues, pero apúrate porque ya se adelantaron los burros, que nos las despachen.
- Dos copitas, por favor.
Después de que se las sirvieron, uno que agarra la copita y que se la resumba (sic) todita en el primer jalón y el otro sólo le dio un traguito y la puso en el mostrador. Mientras que el otro le dijo:
- Ándale vámonos, los animales ya se fueron, ya los otros ya van hasta allá bajo, vámonos, vamos a alcanzarlos. ¿Ya te la acabaste?
- Si, vámonos.
- Vete lueguito los alcanzo (sic).El otro que se sale y que se va, pero él vido (sic) cuando su compañero le dio un pequeño jalón a su copita y dejó su vasito en el mostrador, mientras que su amigo corrió para alcanzar a los que se habían adelantado, arriando sus burros y los del otro que se había quedado, que ya nunca los pudo alcanzar. Entonces fueron compraron sus cosas y de regreso pasaron otra vez por Tenampa y resultó que no había nada, nada de tienda, que nomás eran unas piedras ahí, entonces uno dijo:
- Bueno, pero si por aquí pasamos, aquí en esta subida, mira, aquí están las piedras donde se resbalan los burros.
Entonces un compañero susurrando le dijo que se callara, porque había pasado una cosa del mal, pasaron en silencio y se fueron, llegaron a su pueblo y avisaron a la familia de lo que había pasado a su amigo. Entonces después regresaron y que pasaban y pasaban, y vian (sic) que eran nomás piedras, después pensaron que lo mejor era bajar el 23 de junio en la noche, fecha en la que había pasado el encanto.
Pues ya bajaron y sí; ahí estaba otra vez la tienda, y el que se había quedado todavía tenía su copita, entonces lo jalaron pa´ sacarlo, y luego les dijo:
- Perence (sic) me voy a terminar mi copita.
- ¡No hermano vámonos!
Lo sacaron, y se lo llevaron derecho pa´ su casa, por eso ya no fueron pá bajo, mientras que los otros todavía se fueron a comprar, pero cuando regresaron igualmente eran sólo piedras, no era tienda ni nada, entonces comprendieron que había sido un encanto.
Se dice que después le empezó a dar mucha calentura al “encantado” y se murió. Desde entonces los arrieros se platicaban:
- Cuídense, cuídense, porque aquí lueguito (sic) hay un encanto.
- Pero, ¿en dónde?
- Pues aquí luego, ahí en las piedras, ahí dejamos a un amigo, y ahí se quedó y hasta el siguiente año lo venimos a sacar.
       
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El Judío Errante

Los vecinos del Barrio de Santa Mónica, cada año, cuando llega la Semana Santa, saben que en alguna ocasión por la noche pueden tener la oportunidad de encontrar al Judío Errante, un rumor que se volvió mito, que éste, con el paso del tiempo se convirtió en leyenda, heredado de generación en generación y que hasta nuestros días nos sigue acompañando en las celebraciones de la Semana Santa. La historia fue contada por la Sra. Rebeca García del Barrio de Santa Mónica, y es la siguiente:
Se dice que hace mucho tiempo, de hecho no se conoce la fecha exacta, un joven le prometió a Dios salir de judío hasta que sus días terminaran. Sin embargo, su promesa no fue cumplida debido a que el joven, se tiró al vicio del alcohol y cuando la Semana Santa comenzó, sus familiares al enterarse del compromiso que el joven adquirió le intentaron convencer de que lo cumpliera. Pese a estas recomendaciones, esta persona no cumplió y continuó en las garras del alcohol.
Después de bastante tiempo de que el joven siguiera tomando sin descanso alguno, debido a los estragos que el vino provocó en su cuerpo al no resistir, terminó su angustiosa existencia. Pero al inicio de la siguiente celebración de la Semana Santa, a partir del Miércoles de Ceniza, cuando comienzan los preparativos para dicho evento, los vecinos de Barrio de Santa Mónica, escucharon en varias ocasiones los cascos de un solo corcel que cuando ya estaba muy adelantada la noche, deambulaba por las calles. Y cuando salían de sus casas para averiguar de dónde provenían los sonidos del caballo y de su jinete, estos inmediatamente desaparecían.
Cuando la gente recordó la promesa de aquel muchacho irresponsable, inmediatamente determinaron que aquel joven tal vez aún ya después de muerto estaría cumpliendo su promesa, y según existen personas que sí han logrado descubrir su silueta, pero cuando él intenta descansar en algún espacio, las piedras comienzan a moverse para obligarlo a continuar su jornada. Todo esto, año con año se repite desde el Miércoles de Ceniza hasta el Viernes Santo cuando la crucifixión de Jesús de Nazaret se llevaba a cabo, después todo vuelve a la normalidad.
Por eso recuerda, si tienes alguna promesa que no has cumplido, llévala a cabo, no te esperes a cumplirla después de que tus días terminen, como lo hace el Judío Errante.
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“La Piedra del Muerto”

Malinalco aún conserva como tradición oral, relatos de la forma de vivir, de generaciones anteriores a la nuestra y que llevan implícitos ciertos sucesos extraños que, en el imaginario del pueblo, nunca se han podido resolver. Para consuelo de nuestros antecesores, dichos eventos eran adjudicados a cuestiones divinas. En esta ocasión la historia de los peregrinos de Tenancingo que se dirigían hacia el Santuario de Chalma nos deja la siguiente leyenda.
Se dice que en el camino viejo a Tenancingo, antes de llegar al lugar en donde se le conoce como la vuelta grande, hay una piedra con la forma de un hombre sentado con su huacal (caja hecha de tablas de madera originalmente utilizada para transportar frutos pero que también sirve para presentar, cargar y guardar objetos).
Según se cuenta que hace muchos años ese era uno de los caminos que agarraban las personas para ir a Chalma. Una vez iba por ahí un grupo de peregrinos. Uno de ellos no quería caminar porque ya se había cansado mucho, y no quería ir hasta donde estaba el santo porque no sabía qué tan lejos se encontraba. Así que descargo su huacal y se sentó. Sus compañeros lo dejaron y continuaron su andar, pero más tarde cuando regresaron lo buscaban pero ya no lo encontraron, solamente vieron la piedra con la figura de su compañero y su huacal. Desde entonces los peregrinos acostumbran a dejar piedritas con las que se soban los pies, después las ponen sobre la piedra formando cruces o círculos.
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¡Ay mis Hijos!

En Malinalco, como en muchas partes de nuestro país se han escuchado los fuertes y prolongados gritos de una mujer que camina por las calles a media noche, principalmente en donde existen ríos, lagunas ó en las partes altas en donde colocan cruces. Algunas personas que la han visto dicen que esta mujer viste de blanco con un velo que le cubre el rostro por lo que nadie la ha podido identificar ni siquiera las personas que cuentan que han tenido un contacto directo con ella.
El sufrir de esta anima en pena lo relacionan con varias cosas, algunos dicen que se trata de una mujer asesinada por su propio esposo y que ha estado regresando del más allá para buscar a sus hijos que dejó desamparados, pero esta historia se ha remontado a la época prehispánica en donde se dice que se trata de la diosa Cihuacóatl, la cual anunció y advirtió a los Aztecas de la Conquista de los españoles por medio de gritos que daba desde el lago de Texcoco. Por otra parte, algunas personas relacionan a La Llorona con la Malinche, siendo esta, la que no murió en paz por haber traicionado a la gente de su raza.
Aquí en Malinalco se han contado varias historias con respecto a ésta aparición. Las personas que han tenido un contacto con ella la han encontrado principalmente en orillas del río que cruza el pueblo y que su grito siempre se escucha viniendo del norte y dirigiéndose al sur.

Para mayor información les recomendamos visitar la página www.malinalcodesconocido.org

       
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