Durante
el periodo 1995-2000, el Centro Cultural Helénico se consolidó
como un foro para nuevas propuestas escénicas, presentando
un total de 4737 funciones, entre conciertos, espectáculos
teatrales y de danza. Fotografía: Archivo CCH
Angélica
Aragón y Fernando Balzaretti en El juego de la pasión,
de Peter Nichols, en el Teatro Helénico en 1995. Fotografía:
Archivo CCH
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Mediante la puesta en escena de 283 obras de teatro en los
últimos seis años, el Centro Cultural Helénico
(cch) cumplió el objetivo de ser un espacio de convergencia
de una diversidad de corrientes de la dramaturgia nacional
e internacional. Con esta labor impulsó, particularmente,
la renovación, expansión y fortalecimiento del
teatro mexicano en el marco de la política cultural
que en este campo desarrolló el Consejo Nacional para
la Cultura y las Artes.
Ubicado
en la que fuera en su momento la residencia del coleccionista
mexicano Nicolás González Jáuregui, en
1979 un decreto presidencial estableció que la singular
casa, integrada por distintos espacios propios de la actividad
artística de su dueño y entre ellos, la réplica
de una capilla española de Ávila, construida
con materiales traídos ex profeso desde la península
ibérica, fuera destinada a tareas educativas y culturales.
Para tal efecto se creó el Instituto Cultural Helénico,
bajo la dirección de Pablo de Ballester, quien además
divulgó el arte dramático a través del
Teatro Helénico, edificado durante esos años.
A
principios de los años noventa, el Instituto Cultural
Helénico y el conaculta coincidieron en la necesidad
de alentar un proyecto integral en apoyo al teatro, en especial
el mexicano. De esta forma inició sus actividades el
Centro Cultural Helénico, mismas que contemplaron un
proyecto de adecuación de las instalaciones a fin de
convertirlas en espacios propicios para su objetivo.
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