Como una herramienta estratégica en la política
cultural, el Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (fonca)
permitió a lo largo de los últimos seis años
estimular el trabajo de artistas e intelectuales en un marco
de respeto irrestricto a la libertad estética e ideológica
y de expresión cultural.
El
esquema de operación propició, por un lado,
que los creadores y no los funcionarios decidieran el destino
de los apoyos, por otro, el establecimiento de reglas claras
para la asignación de los estímulos, órganos
de consulta y jurados que dieron garantías de transparencia
al conjunto de los programas del fonca. De esta manera, la
relación entre los creadores y el Estado se vio fortalecida,
bajo la premisa de que el único y fundamental papel
de éste, radica en poner a disposición del creador
los recursos que la sociedad destina para apoyar su trabajo.
Su
creación en 1989, antecedida por la instalación
del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes en diciembre
de 1988, dio respuesta, entre otras cosas, a una antigua demanda
de los artistas e intelectuales, encabezada por el poeta Octavio
Paz, quien en mayo de 1975 publicaría en el
diario Excélsior la "Declaración
de la libertad del arte".
De
esta manera, el fonca se constituyó en un sistema integral
que estimuló la producción individual y de grupo,
con apoyos que abarcaron los diferentes rangos de edad y trayectoria
de los creadores, todas las disciplinas y formas de la expresión
cultural así como el total de las regiones, estados
y localidades del país.
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