contarse
con la articulación necesaria para establecer una política
unificada de patrimonio. A ello contribuyó también,
en el caso de un patrimonio cultural específico, el
de origen ferroviario, la integración en 1999 al conaculta
del Museo Nacional de los Ferrocarriles Mexicanos, antes parte
de Ferrocarriles Nacionales de México.
Igualmente
importante sería en 1997, dentro de la política
demedios audiovisuales y, particularmente, la política
cinematográfica, la incorporación al conaculta
de la Cineteca Nacional, anteriormente adscrita a la Secretaría
de Gobernación, reconociendo en los hechos su esencial
naturaleza cultural y conectando y fortaleciendo las tareas
de preservación del patrimonio fílmico y formación,
estímulo a la creación, producción y
difusión cinematográficas que ya impulsaban
el Instituto Mexicano de Cinematografía, el Centro
de Capacitación Cinematográfica y los Estudios
Churubusco.
En
general, los Programas Sustantivos del conaculta serían
los medios de plasmar y hacer viables las políticas
en cada campo del quehacer cultural, dentro de un principio
de flexibilidad abierto a la dinámica de las propias
instituciones culturales y de las transformaciones que van
estableciendo el desarrollo de la cultura y del país
en general.
Fortalecimiento
de una nueva relación entre el Estado
y
los creadores de cultura
México
cuenta con una larga tradición de mecenazgo estatal
a la labor de sus intelectuales y artistas, tradición
que ha contribuido al florecimiento del pensamiento y las
manifestaciones artísticas y, por tanto, a la creación
del patrimonio cultural del país.
No
obstante, sólo a partir de los mecanismos de apoyo
establecidos con la constitución del conaculta, el
país contaría por primera vez con instrumentos
plenamente definidos y de amplio alcance para canalizar más
recursos a más creadores y con mayor solidez y claridad.
Pero no sólo por su cuantía sino también
por los principios que sustentan el otorgamiento de estos
recursos públicos, estos mecanismos han venido a transformar
profundamente la tradicional relación entre el Estado
y los creadores de cultura.
El
aspecto más destacado de esta nueva relación
es su transparencia, premisa de un verdadero fortalecimiento
de la independenciacrítica y la libertad de expresión
y creación del intelectual y el artista.
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