Para
finales de 1994 se contaba con 72 agrupaciones (algunas de ellas
bandas) en 22 entidades federativas; una orquesta de más
alto nivel, la Sinfónica Juvenil "José Pablo
Moncayo", y una de excelencia, la Orquesta Sinfónica
Juvenil "Carlos Chávez". En cuanto al número
de coros, sumaban 26. Las edades de sus integrantes iban de
los seis a los dieciocho años.
A
partir de 1995, el Programa Nacional de Orquestas y Coros
Juveniles de México fue replanteado a la luz de sus
logros y limitaciones. Hacia 1997 comenzó un proceso
que derivó en la reintegración del Conjunto
Cultural Ollin Yoliztli al ámbito del gobierno del
Distrito Federal, en el marco de una nueva relación
con las autoridades de la capital y de su proyecto expresado
en el naciente Instituto de Cultura de la ciudad de México.
Sin
interrumpir el ritmo mismo del Programa, en 1998, se transformó
en el Sistema Nacional de Fomento Musical (snfm) con la intención
de ampliar y diversificar los objetivos originales. De esta
manera, sus acciones educativas profundizaron su carácter
nacional generando un mayor número de espacios de participación
no sólo para niños y jóvenes sino también
para adultos.
Esta
nueva etapa se caracterizó a la vez por una mayor integración
con los organismos coordinados por el conaculta; permitió
hasta el año 2000 depurar y consolidar los conjuntos
orquestales juveniles, los coros y bandas diseminados en todo
el país, dando prioridad a la formación de sus
ejecutantes, a la amplia difusión de su riqueza y favoreciendo,
en una visión integral, la creación de nuevos
públicos.
Para
el cumplimiento de sus objetivos, el Sistema Nacional de Fomento
Musical (snfm) operó con base en tres programas nacionales,
de cuyos resultados en los últimos años se da
cuenta a continuación.
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