Entre
1995 y el año 2000, por ejemplo, llevaron a cabo 200
actividades en colaboración con distintos organismos
centroamericanos, a través de la Comisión Mexicana
para la Cooperación con Centroamérica de la sre.
Sobresalieron los cursos y la realización directa de
trabajos de restauración, conservación y preservación
del patrimonio cultural mueble e inmueble de los distintos países
de la región.
En
este sentido se pueden mencionar, entre otros, los apoyos
brindados para el diseño museológico y la restauración
de piezas del Museo Nacional de Belice; el diseño e
instalación de la Casa-Museo de José Figueres
Ferrer en Costa Rica; la restauración de piezas cerámicas
de la zona arqueológica de Joya del Cerén; la
reconstitución del Lienzo del Salón Cantina
del Teatro Nacional de Santa Ana, y de nueve pinturas murales
del Teatro Nacional de Santa Ana, en El Salvador; así
como la restauración del Frontal de Plata de la Capilla
del Sagrario de la Catedral de Comayagua y el diseño
de la nueva Galería Nacional de Arte, en Honduras.
Por
otra parte y con el fin de contar con un panorama de la infraestructura
cultural de la frontera entre México y Estados Unidos
se desarrolló, en 1999, un Directorio Cultural de la
Frontera; asimismo, tuvo lugar el proyecto artístico
binacional Insite, en la frontera Tijuana-San Diego, con la
colaboración de la Organización Installation
de San Diego, y de entidades públicas y privadas de
ambas ciudades.
Se
logró consolidar la labor del Fideicomiso para la Cultura
México-Estados Unidos que, coordinado con el Fondo
Nacional para la Cultura y las Artes, apoyó 381 proyectos
de artistas y creadores mexicanos y estadunidenses.
Cabe
destacar en materia de formación artística,
que el Programa e Intercambio de Residencias Artísticas
con Canadá otorgó 23 residencias a creadores
mexicanos en las áreas de Artes Visuales, Teatro, Medios
Audiovisuales, Danza, Letras y Música.
A
raíz del ingreso de México como observador en
el Comité de Cultura, en septiembre de 1998 y, luego
de habérsele otorgado su ingreso formal al Consejo
de Europa con dicho estatus, se promovió la consolidación
de proyectos de colaboración, principalmente, en el
área de protección, conservación y preservación
del patrimonio.
Se
contribuyó también en la formulación
de lineamientos en materia cultural para la participación
de México en la Primera Cumbre América Latina
y el Caribe-Unión Europea, celebrada en Río
de Janeiro
en 1999, enfatizando la importancia de promover la cooperación
regional en áreas fundamentales como la formación
de recursos humanos, programas de aliento y estímulo
a la creatividad, programas relativos al patrimonio e industrias
culturales, iniciativas que quedaron contenidas en la Declaración
de Río de Janeiro.
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