La arqueología subacuática permitió un mejor conocimiento de la navegación marítima y del comercio por mar que sostuvo el mundo novohispano. Fotografía: Norma García Huerta. Archivo Subdirección de Arqueología Subacuática del inah

Como resultado de las modificaciones al artículo 27 constitucional en 1992 se crea el Programa de Certificación de Derechos Ejidales y Titulación de Solares Urbanos procede, el cual se instrumenta a lo largo del territorio nacional. En 1995 el inah se incorpora a dicho programa a fin de proponer y ejecutar las delimitaciones de las zonas de monumentos arqueológicos que se ubican en terrenos ejidales, con el objetivo de proteger dichas áreas a través de su registro, actualización de los inventarios arqueológicos existentes y la concientización de la población hacia la importancia de la protección de nuestro patrimonio.

Con el apoyo del Fondo Nacional Arqueológico se incorporaron 2361 sitios arqueológicos al Inventario Nacional que actualmente cuenta con 30197 sitios registrados. Asimismo, se delimitaron dentro del programa 1165 sitios arqueológicos, con la anuencia de ejidatarios y comuneros.

El patrimonio que yace bajo las aguas de México, en sus mares territoriales, lagos, ríos, cenotes y manantiales es vasto y variado.

La arqueología subacuática mexicana, desde su inicio en 1980, ha consolidado paulatinamente sus logros, trabajo que mereció reconocimientos internacionales.

Al concluir el año 2000, esta disciplina centró sus esfuerzos en un proyecto ambicioso denominado Investigación de la flota de la Nueva España de 1630-1631, en el cual participan 20 investigadores de 5 países. Los resultados obtenidos ofrecieron un mejor conocimiento de la navegación marítima y el comercio de ultramar que sostuvo el mundo novohispano.

Este proyecto ha sido financiado por el Fideicomiso para el Rescate de Pecios, en el que participan el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, la Secretaría de Marina, la Secretaría de Ecología, Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca, y la Fundación de Investigaciones Sociales, A.C. entre otros organismos.

De especial relevancia fue la incorporación de especialistas e instituciones de México, Estados Unidos, Puerto Rico, Centro y Sudamérica, lo cual contribuyó a un mayor intercambio científico y tecnológico, favoreciendo la capacitación de los arqueólogos subacuáticos mexicanos.

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