La Coordinación Nacional de Animación Cultural contribuyó a la formación de nuevos públicos. Fotografía: Cornisa 20

Esto fue posible, por un lado, gracias a la colaboración que Animación Cultural estableció con las instituciones afines de los estados de la República y con los organismos del conaculta, aprovechando los convenios establecidos en el marco de las políticas de descentralización y de estímulo al desarrollo regional. Por otro lado, a la cooperación con numerosas entidades de gobierno, como secretarías de Estado y entidades paraestatales y con instituciones educativas públicas y privadas, entre otras.

La ampliación de la cobertura geográfica de los servicios culturales, asimismo, contempló no sólo las especificidades de los distintos públicos, también la adecuada distribución de los recursos y esfuerzos de las instituciones, la optimización de la infraestructura disponible para los programas y el que las distintas actividades incidieran en el desarrollo de las comunidades, incrementando así su demanda y permanencia.

El trabajo de Animación Cultural se basó en el estudio del público por sectores, potenciando las diferencias y coincidencias, conjugando ambas y creando distintas maneras de encuentro entre los creadores y el público.

De manera complementaria, la Coordinación Nacional de Animación Cultural favoreció el uso de foros no tradicionales pero de gran arraigo en ciudades y municipios, lo que repercutió en el vínculo entre los creadores y la gente.

Fueron cuatro los programas desarrollados en este periodo: Actividades Artísticas, Capacitación y Divulgación, Actividades de Convocatoria Nacional y Actividades especiales. De esta manera, entre 1997 y el año 2000, se llevaron a cabo 14 321 actividades que atendieron a más de 3.5 millones de personas en todo el país y en las que se dieron cita más de 14 000 artistas.

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