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El cuerpo suspendido que se desdobla y emerge, parte de la coreografía Flota


Las posibilidades de percepción del espacio-tiempo son infinitas, así lo revela la coreografía Flota.


La bailarina Bárbara Foulkes explora la gravedad y la colocación del cuerpo en otros espacios que no son habituales con ayuda de un arnés para caminar sobre una pared o desplazarse de cabeza sobre ella.


La pieza también se apoya en el uso de cámaras de circuito cerrado y sonidos pregrabados y recompuestos de la Ciudad de México hechos por Ricardo Cortés.


Compuesta a manera de un tríptico, Flota permite ver a Bárbara Foulkes en diferentes estados físico-mentales y formas de estar en escena bajo las condiciones de una gravedad alterada.


La estructura coreográfica es clara y precisa. Se observan vueltas, giros, patadas y saltos que muestran una gran fuerza física y se transforman en desplazamientos etéreos y a veces suaves.


Se trata de un cuerpo suspendido que se desdobla y vuelve a surgir, transformando su significado y sentido al estar en un espacio y atmósfera diferentes.


Por ello la sensación de vértigo, el peligro de caer y la lucha por mantenerse en pie son elementos constantes a lo largo de la representación.


La también productora y docente argentina, quien reside en México desde 2009, colabora en proyectos colectivos e independientes.
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