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Educación,
conocimiento y convivencia

Salvador Aburto M.

Uno de los ámbitos del quehacer humano, de indiscutibles vínculos con lo psicológico, es el de la educación. Por lo tanto la Psicología de la Educación, como disciplina, deberá ser un campo de conocimiento obligado en los espacios de la formación universitaria.
Psicologizar no ha sido, por tradición, una tarea bienvenida en espacios como el de la educación universitaria. Y esto se debe a que tradicionalmente la Psicología abunda en estudios desde la enfermedad, de tal manera que el mito generalizado asocia sus explicaciones y argumentaciones con las psicopatologías, despertando el temor a ser identificado con alguna. Otro tanto ocurre con la Educación. La vulgarización del término siempre remite a los espacios escolarizados y a los paradigmas que desde nuestras respectivas experiencias predominan en su dirección y valoración desde la mirada del adulto, del que más sabe, o del que ostenta la autoridad.
Nada más absurdo. Pero nada más difícil de reconfigurar desde la práctica, debido a los absolutos en la educación occidental. Cuando Edgar Morín (1994) afirma que “La sociedad es un todo cuyas cualidades retroactúan sobre los individuos, dándoles un lenguaje, cultura y educación”, es evidente que lo psicológico tiene que ver efectivamente con el modo en que se lleva a cabo la interacción educativa, desde sus referentes en la internalización mental del mundo como actividad, que transita de lo histórico-personal a lo social-cultural, visitando los espacios de la filosofía, la lingüística, la antropología, la estética, la sociología, etcétera.
Al lenguaje parece corresponderle una función denotativa y connotativa de la realidad, y en su categoría constructiva configura y reconfigura al hombre y a la sociedad por sus particulares vínculos con la inteligencia y la memoria colectiva e individual. Sus vínculos en lo psico-social van de lo analógico a lo metafórico para configurar los contextos culturales y cobrar autono-
mía a través del símbolo. El sistema social, por su parte, ordena desde la lógica de las prioridades sociales, mientras la cultura lo hace desde el ritual y el mito, orientando hacia la globalidad y la ecología el universo de la interacción comunicativa. Los vínculos se dispersan en las fronteras de todos los elementos y hasta los yuxtaponen, ignorando algunos como lo afectivo y las cualidades del encuentro entre seres humanos.
De todas esas cosas que pasan, ¿qué podríamos mejorar desde la interacción educativa? Nada más reflexivo para responderlo que la siguiente cita de H. Maturana (1990):

El educar se constituye en el proceso por el cual el niño o el adulto convive con otro, y al convivir con el otro se transforma espontáneamente, de manera que su modo de vivir se hace progresivamente más congruente con el del otro en el espacio de convivencia.

La convivencia entre los seres humanos es el medio y la finalidad en la educación, que aunque pareciera ser interpersonal también es comunitaria, institucional, social y cultural. En la práctica sus entreveramientos la convierten en algo todavía más complejo. Sin embargo, pese a la amplitud de su campo, lo psicológico en la interacción educativa espera por exploraciones desde la práctica para descubrirnos actores de eso mismo que queremos conocer. Saberse y reconocerse actor de lo mismo que queremos conocer exige el autoconocimiento que Gadamer (1992) recomienda como acción primaria en su método hermenéutico.
¿Cómo interactuamos cuando convivimos en los espacios educativos? Y,¿cómo podríamos mejorar nuestras interacciones? Se responde mejor desde la práctica tomando contacto con nuestros propios procesos psicológicos. ¿De qué naturaleza son nuestras percepciones, cogniciones, actitudes, valores, discursos, reflexiones y relaciones paradigmáticas en el inevitable contexto cultural? ¿Concebimos a los otros como extraños, o como semejantes? ¿Lo hacemos con placer, alegría y entusiasmo, o con ansiedad, humillación y frustración?
¿Qué lugar ocupa el afecto en nuestras relaciones con los demás actores? Ésta ha sido nuestra preocupación inicial porque la mayoría de la gente no aprende bien en un contexto donde se siente ansiosa. El aprendizaje tendría que estar asociado con el placer, la alegría, el entusiasmo, y no con la ansiedad, la humillación y la frustración. El placer es una de las cosas más importantes en el proceso de formación.
Desde estas ideas y todas sus posibles conjeturas, la Psicología Educativa también tiene que ver con la aprehensión y recreación de nuestro mundo, como un fenómeno interactivo de convivencia humana. Y parece que nuestra aproximación debe ser dialéctica, porque es claro que su contexto no se refiere sólo a los ámbitos de formación, sino también a los de la vida cotidiana. Nuestro objetivo es explicar y argumentar qué es y cómo se comunica lo afectivo desde la sensibilidad. Es un proceso de información, pero es muchísimo más comunicación e interacción.
La interacción educativa desde lo psicológico es imaginación, es encuentro, es diálogo, es contacto, es relación de semejantes, es respeto a la diferencia, a la libertad, y a toda manifestación de la vida. Si todo eso es ajeno a lo que pasa en las oficinas, en los pasillos, en el cubículo, en la biblioteca, en el aula o el taller, entonces conviene debatirlo.
En la praxis, la afectividad es detonante en todos los procesos psicológicos de la sensibilidad, iniciando en la categoría comunicacional de la predisposición o actitud ante los diferentes estímulos y ámbitos de la realidad. La naturaleza de lo afectivo puede estudiarse volviendo al sitio y al instante en que fue configurado, a través de la evocación emotiva, de su reflexión y de sus múltiples textos. Esos tres indicativos son campos de la internalización de la realidad en el pensamiento humano, que requieren ser explorados desde las técnicas psicológicas, que son las que nos permiten entrar indirecta y reflexivamente al ser.
Los sentimientos son generadores de la experiencia, la evocación, la reflexión estética y del lenguaje artístico; son configurados psicológicamente por el individuo, y se transforman, generalizan y tornan sociales a través de la interacción comunicativa. Por eso es necesario reconocer que el arte, además de estético y psicológico, también es formativo, porque es holístico e interactivo.
Asumido en un trans-objeto para la exploración, lo estético en lo psicológico e interactivo del sujeto sensible revela categorías y vínculos de lo afectivo: en la percepción bio-psico-social y cultural, y en la cognición como proceso de internalización mental; en las actitudes y en los valores sociales; en la capacidad lingüístico-enunciativa; en la reflexividad como autoconocimiento; y en los paradigmas de las evocaciones de la memoria individual y colectiva.
El conocimiento siempre tiene como fin la supervivencia del ser humano, pero la forma en que lo aprendemos no siempre se genera en las cualidades de la convivencia. Aprendemos lo que otros nos exigen que aprendamos, aplastados por la tecnología y el discurso en el poder. Existen pocos espacios para cultivar el espíritu crítico porque las instituciones educativas —formadoras— se han especializado en la cultura de la información.
Sobrevivir, la convivencia como acción generadora de conocimiento, requiere de nuevas aproximaciones sobre los modos en que el hombre se mueve en sus mundos posibles, es decir, la forma en que interactúa consigo mismo, con otros y con las cosas, concretas o sutiles, objetivas, subjetivas, abstractas o intersubjetivas.
El mundo cambió y las ciencias de la educación fueron repensadas en el marco de la convivencia y la supervivencia. Aprender a ser tiene paradigmas ineludibles en lo psicológico de sus procesos interactivos, y nos mueve a argumentar, desde la praxis, nuevas propuestas metodológicas y tecnológicas para propiciar su uso y argumentación.

 

 

 

 

PRESENTACIÓN
SE ABRE EL TELÓN: PALABRAS INICIALES
Miguel Alonso Reyes
David Eduardo Rivera
PRIMER ACTO: PATRIMONIO, GESTIÓN Y POLÍTICA CULTURAL
Patrimonio cultural intangible y desarrollo en el México megadiverso
(Conferencia magistral)
José N. Iturriaga

La gestión cultural y la contrucción de poder. El mundo en gestión
(Conferencia magistral)
Héctor Ariel Olmos
Ricardo Santillán Güemes

Hacia un modelo democrático de política cultural
Eudoro Fonseca

SEGUNDO ACTO: LA CULTURA EN EL DESARROLLO INTEGRAL
La promoción y gestión cultural en la perspectiva de la dimensión cultural del desarrollo
Adrián Marcelli

Gestión cultural y desarrollo socioeconómico: asuntos transversales de la sostenibilidad
(Conferencia magistral)
Winston Licona Calpe

Políticas culturales públicas urbanas en América Latina
Liliana López Borbón

Identidad cultural
Carlos de la Mora

Identidad y globalización
José Antonio Mac Gregor

Arte y consumo artístico
Othón Téllez

TERCER ACTO: CAPACITACIÓN DE PROPMOTORES Y GESTORES CULTURALES
Capacitación y formación
Clara Mónica Zapata J.

Uso y desuso del patrimonio cultural. Retos para la inclusión social en la Ciudad de México
Ana Rosas Mantecón

Un vistazo al Sistema Nacional de Capacitación y Profesionalización de Promotores y Gestores Culturales de México

Intención educativa de promotores y gestores culturales
Alfonso Hernández Barba

Taller de mercadotecnia cultural (reseña)
Ana Lucía Recamán M.

Promoción de la lectura y la escritura
Ana Rosa Díaz Aguilar

Educación, conocimiento y convivencia
Salvador Aburto M.

Desarrollo humano y cultura: una visión humanista de la diversidad
María Elena Figueroa Díaz

CUARTO ACTO: COMUNIDADES EMERGENTES Y CIBERCULTURA
Ambientes culturales y mundos mediáticos
Héctor Gómez Vargas

Fuentes conceptuales de la cibercultura
Jesús Galindo Cáceres

SE CIERRA EL TELÓN: DISCURSO DE CLAUSURA (Fragmento)
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