Conaculta
Patrimonio Cultural y Turismo Imagen cuaderno

Fuentes conceptuales de
la cibercultura

Jesús Galindo Cáceres

“Cibercultura” es una palabra con un uso convencional que alude en forma general a la utilización de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación. Su connotación asocia computadoras y el ámbito de vida social que ellas suponen. En ese sentido es una palabra con una conceptualización cada vez más referida al sentido común. De ser un neologismo con ciertas oscuridades que aluden a la ciencia ficción, ha pasado a formar parte del uso común, y es en el mundo de los medios de difusión y su agenda donde ha alcanzado proyección pública. Pero sobre todo ha sido en el vínculo entre el sector comercial de las nuevas tecnologías y la vida cotidiana del lenguaje sobre computadoras donde este término ha logrado emerger. Por cibercultura se entiende el conocimiento en computación, en lo que se refiere particularmente a ese campo. Incluso en el medio académico este es el uso convencional de la palabra, pero tiene otros ámbitos de aplicación, y otros elementos de composición.
La pregunta inicial es cuántos conceptos tenemos en este momento que nos lleven a ubicar el término cibercultura. La respuesta no es simple pero es necesario visualizar la vida simbólica del asunto que aquí nos interesa. Una serie de definiciones ayudarán en el proceso de comprensión y precisión.
1) El mundo comercial se halla asociado a las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, en particular el de la computación.
2) En el mundo del periodismo, informática y telemática se consideran bajo el concepto genérico de cibercultura, pero también con otras connotaciones que vienen del mundo de la ingeniería y de la ciencia.
3) El mundo de la literatura y la ciencia ficción han sido pródigos en imágenes y visiones sobre la vida social construida por máquinas de diversos tipos, desde la computadora doméstica hasta los robots. Es el gran surtidor de nociones para otros ámbitos.
4) El mundo de la filosofía y la historia, centrales en el pensamiento humanístico, es básico en esta configuración. Aquí aparece el campo de enfrentamiento entre los amantes del progreso y del mundo poblado
de máquinas y sus interfaces, y el de los apocalípticos, quienes sugieren una limitación o desaparición del sistema constructivo de vida social proveniente de las nuevas tecnologías de información y comunicación.
5) El mundo de la ingeniería, en forma muy general, ha sido el que ha impulsado el uso comercial del concepto. Aquí se encuentran los referentes bibliográficos que componen el espacio conceptual de las máquinas, los programas informáticos, las redes computacionales, el internet. Y también el espacio conceptual asociado a la robótica, la nanotecnología y otros desarrollos entre lo cognitivo, las neurociencias y la tecnología en general.
6) El mundo de la ciencia ha estado un poco menos presente en el asunto. Poco a poco ha propuesto los principios de programas de investigación, pero aún reflexiona sobre lo que los otros ámbitos le piden que aclare.
La conexión global avanza, y lo hace en una retícula impresionante. Lo que antes sólo podía suceder con un gran gasto material y energético, con viajes y movimientos de estudio, ahora está al alcance de un clic ratón de una computadora conectada a la red global de internet. Por otra parte, lo que antes suponía el empleo de muchas horas de trabajo y esfuerzo, ahora se verifica en minutos o segundos en una computadora portátil. Estas dos imágenes están revolucionando nuestra forma de percibir, de actuar, y sobre todo de configurar expectativas. La tecnología en el pasado se desarrolló en los espacios de la reproducción material. También el punto de vista político tuvo su momento y desde ahí logramos entender lo que pasaba y había pasado en el mundo y lo que pasaría en el futuro. Desde estos dos sistemas autónomos de percepción, de construcción social de sentido, fenómenos como la agricultura, la lengua, el libro, la electricidad, fueron percibidos y comprendidos. Pero la situación cambia cuando es la cultura la que organiza la cohesión del cambio histórico.
El movimiento de la cultura como sistema autónomo de percepción y conocimiento ha sido paulatino. Su emergencia se ha supeditado por mucho tiempo a otros campos de organización de sentido, y en nuestra historia reciente pasó de un ámbito especializado y elitista, el de las bellas artes, a un campo general de visiones y prospectivas, el de la vida social como mundo simbólico. Aun así siguió siendo durante el sigo XX sólo un campo permitido y legal de comprensión, pero no de organización global. La pregunta aquí es sobre la posibilidad de que eso suceda y cuáles serían sus consecuencias, qué tipo de sociedad surgiría, qué tipo de actores individuales serían los que poblarían esa sociedad, cómo sería percibido y comprendido el mundo desde esa articulación del universo.
La ecología cultural, con su poder explicativo, ha mirado a la tecnología como un eje básico de la vida social. ¿Qué puede decir ahora frente a la revolución tecnológica de las máquinas de información y comunicación? Los fenómenos sociales del mundo de la electricidad unidos al mundo de la informática y la telemática afectan globalmente a toda la raza humana, la conectan en forma inédita a una velocidad incomprensible. Hay un nuevo todo que se está estructurando con nuevas instalaciones, que se está imbricando con las anteriores en un efecto de interrelación en que los discursos disponibles sólo pueden responder con admiración optimista o con paranoia pesimista.
Desde los años sesenta se presenta un fenómeno en la comunidad académica y su espacio social de influencia, bajo el rubro general de ciencia, tecnología y sociedad. La visión del tiempo y el espacio es la marca de nuestra epistemología, filosofía, mitología, a través de la historia. En el mundo moderno se dio un fenómeno extraordinario del cual aún estamos recibiendo el impacto, una fascinación por el futuro. En Estados Unidos se vivió un fenómeno peculiar después de la Segunda Guerra mundial y hubo una unión social de acción y sentido alrededor de la idea de progreso: la construcción optimista del futuro para todos. Y funcionó. Lo que sucedió una generación después es un asunto para estudiar con mucha calma: empezó la crítica del progreso, proveniente del mismo ámbito exitoso. La crítica fue radical al principio, después menos dura, y hoy es un campo de trabajo-estudio acerca de lo que promovió el progreso antes que cualquier otra función social, científica y tecnológica.
Lo que posibilita este campo de estudio es la conexión entre ámbitos que se movieron casi por separado en el mundo académico durante el siglo XX, las tradicionales humanidades y las emergentes ciencia y tecnología. Sobre esta historia particular también hay mucho que mirar y reconocer. Lo que sucedió en ese campo, a veces incluso conflictivo, está detrás de mucho de lo que hoy pasa en los diversos medios donde se está construyendo el futuro del mundo.
Y en esta dirección la integración de tales ámbitos diversos de representa-
ción y sentido de lo humano y lo social representan una de las claves para los futuros posibles mejor organizados. La cibercultura es un espacio conceptual en este escenario, que puede ser uno de los nodos que aten las diversidades y las separaciones, un puente de contacto, un canal de comunicación, un constructor básico de interrelación de campos plurales.
La cibercultura puede ser una noción que integre, que coordine, que permita la colaboración entre espacios conceptuales diversos y distintos. Al tener simbólicamente la carga del concepto cultura y toda su tradición humanística, y el concepto cibernética con toda su emergencia tecnológica-científica, puede ser el puente que necesitamos apuntalar entre el pasado y el futuro para transitar mejor el mundo contemporáneo hacia escenarios y mundos posibles mejores, más bellos, más eficientes, más coherentes, más armónicos, más justos y equilibrados, y al mismo tiempo con configuraciones que
abran más posibilidades, que permitan mayor complejidad sistémica, más economía energética, mejor reorganización inteligente, mayor conectividad y vinculación comunicativa.

Se cierra el telón: Discurso de clausura
(fragmento)

Fuimos albergados por una noble y espléndida ciudad, maravilla que recordaremos por su belleza y por la hospitalidad que recibimos de su gente, de sus gobernantes y de sus instituciones culturales y universitarias.
Maestro David Eduardo Rivera, director general del Instituto Zacatecano de Cultura, reciba el agradecimiento leal y sincero de todos los asistentes a este encuentro, para usted y su equipo de trabajo, con Enrique Ávila y demás compañeros haciendo un trabajo de excepcional calidad por las extraordinarias y finas atenciones que nos prodigaron.
Motivo de orgullo desde hace años y de agradecimiento total es poder trabajar con un equipo de personas talentosas, comprometidas y de incuestionable calidad humana. Gracias a Adrián Marcelli, Beatriz García, Diana Hernández y, en esta ocasión muy especialmente, a Cissi Montilla y Adriana Martínez.
Los conferencistas, talleristas, moderadores, contraponentes y artistas invitados, todos de enorme estatura profesional, no sólo viajaron largas distancias, a veces con aviso de última hora, cambiando agendas, preparando materiales, sino que también nos transmitieron su perdurable amistad entrañable y desinteresada.
En estos días compartimos mucho trabajo y anhelos acumulados: reencuentros afectivos, conocimientos, discusiones y proyectos; presentamos libros y audiovisuales y realizamos entrevistas y reuniones formales fuera de programa, como la efectuada entre el Conaculta y las universidades para continuar estableciendo licenciaturas y maestrías en Desarrollo Cultural, para respaldar el trabajo de promotores culturales que no han podido obtener formación profesional.
De igual manera, se realizaron pláticas con funcionarios estatales interesados en ser anfitriones del II Encuentro Nacional en 2005.
A todos muchas gracias.

Dirección de Capacitación Cultural - DGVC - Conaculta


 

 

 

 

PRESENTACIÓN
SE ABRE EL TELÓN: PALABRAS INICIALES
Miguel Alonso Reyes
David Eduardo Rivera
PRIMER ACTO: PATRIMONIO, GESTIÓN Y POLÍTICA CULTURAL
Patrimonio cultural intangible y desarrollo en el México megadiverso
(Conferencia magistral)
José N. Iturriaga

La gestión cultural y la contrucción de poder. El mundo en gestión
(Conferencia magistral)
Héctor Ariel Olmos
Ricardo Santillán Güemes

Hacia un modelo democrático de política cultural
Eudoro Fonseca

SEGUNDO ACTO: LA CULTURA EN EL DESARROLLO INTEGRAL
La promoción y gestión cultural en la perspectiva de la dimensión cultural del desarrollo
Adrián Marcelli

Gestión cultural y desarrollo socioeconómico: asuntos transversales de la sostenibilidad
(Conferencia magistral)
Winston Licona Calpe

Políticas culturales públicas urbanas en América Latina
Liliana López Borbón

Identidad cultural
Carlos de la Mora

Identidad y globalización
José Antonio Mac Gregor

Arte y consumo artístico
Othón Téllez

TERCER ACTO: CAPACITACIÓN DE PROPMOTORES Y GESTORES CULTURALES
Capacitación y formación
Clara Mónica Zapata J.

Uso y desuso del patrimonio cultural. Retos para la inclusión social en la Ciudad de México
Ana Rosas Mantecón

Un vistazo al Sistema Nacional de Capacitación y Profesionalización de Promotores y Gestores Culturales de México

Intención educativa de promotores y gestores culturales
Alfonso Hernández Barba

Taller de mercadotecnia cultural (reseña)
Ana Lucía Recamán M.

Promoción de la lectura y la escritura
Ana Rosa Díaz Aguilar

Educación, conocimiento y convivencia
Salvador Aburto M.

Desarrollo humano y cultura: una visión humanista de la diversidad
María Elena Figueroa Díaz

CUARTO ACTO: COMUNIDADES EMERGENTES Y CIBERCULTURA
Ambientes culturales y mundos mediáticos
Héctor Gómez Vargas

Fuentes conceptuales de la cibercultura
Jesús Galindo Cáceres

SE CIERRA EL TELÓN: DISCURSO DE CLAUSURA (Fragmento)
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