Por: Verónica Flores
En este libro se concentran voces que nos harán aplaudir la existencia de un músico destacado y esencial en el panorama cultural de México contemporáneo: Eduardo Mata. A través del testimonio polifónico ágilmente tramado aquí por la autora reconocemos que desde su infancia, en Oaxaca, Mata desplegó numerosas pruebas de genio artístico, al igual que del enérgico placer con que enfrentó un dilema único: el de su vida.
En extremo fiel a su vocación, se entregó a ella sin limitaciones. De este modo llegó a ser alumno y compañero sobresaliente de grandes figuras de la música. Y después, abrazando una tarea propia de espíritus y talentos en verdad selectos, se dedicó principalmente a la dirección orquestal.
Sus relaciones con las instituciones mexicanas interesadas en la promoción musical, los proyectos que impulsó y su trayectoria como director titular o invitado en grandes orquestas de nuestro país, de Estados Unidos, Europa y Latinoamérica, hacen de él un hito en nuestra cultura musical. Pero es su vida brillante y apasionada, tanto en lo público como en lo privado, lo que es este volumen se nos revela y comparte. Así, Eduardo Mata se instala para siempre en nuestra intimidad intelectual; y por eso llegamos a sentir –acaso por primera vez con tanta fuerza- su trágica pérdida.
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